No
estoy en condiciones de escribir algo medianamente sensato. Escribir con la
sesera en poder de la ira no es recomendable. Así es que sobre el asunto –ya
saben ustedes, el asunto-- diré lo que
sea cuando tenga la cabeza fría. En estos momentos no dejaría títere con
cabeza. Hablar del «asunto», por lo que a mí respecta, va a tener que
esperar. Pues para decir chorradas y
gilipollescencias ya hay otros con más autoridad y predicamento que un
servidor.
Tan
sólo me daré un consejo (a mí mismo, no a los demás): procura, defiendas lo que
defiendas, no hablar con la boca llena de bilis; ten presente que tu salud te
es más necesaria que lo que te pueda ser el gobierno de la nación.
Lo
dicho: del asunto hablaré cuando se me pase el ataque de alferecía que me dio
ayer por la tarde. Por mi propia higiene mental.
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