La
novedad de esta campaña electoral ha sido la relación que Pablo Iglesias ha establecido entre la política y la
Constitución. Lo ha hecho en la plaza pública y en los debates televisivos.
Ciertamente no es la primera vez que lo hace, pero en esta ocasión lo ha
planteado de una manera orgánica, como un compromiso político. Pedagógico,
además, hacia Podemos y sus confluencias.
Comprometido, sobre todo, pues no es lo mismo referirse a la Constitución como
positivamente lo hizo en el libro “Nudo España”, una conversación con Enric Juliana, que en el redoble de tambores de una
campaña electoral.
Hasta
hace bien poco las referencias de Iglesias a la Carta Magna eran de tipo
instrumental y, se diría, que como arma arrojadiza a todas aquellas políticas
que la incumplen. El salto de calidad es que ahora la Constitución es la
referencia central de la acción política de Podemos, según entiendo las
palabras de su primer dirigente. Lo diré de manera austera: me parece que es
una conclusión de la primera madurez de Pablo Iglesias. Las derechas intuyen
que ahora Iglesias es más peligroso. Esa evolución es la que necesita su
confluencia catalana, que siempre está tentada de ir del caño al coro y del
coro al caño.
Ahora
falta el segundo paso: que las diferencias entre Iglesias y Pedro Sánchez se diriman a través de la razón política
con punto de vista fundamentado. La unidad de acción de las izquierdas –esto
es, de los diversos-- es una condición
necesaria (aunque no suficiente) para limpiar este patio de vecinos.
Radio
Parapanda.-- Recomendamos el “Diario de
Campaña” en varias y suculentas entregas
de Paco Rodríguez de Lecea: http://vamosapollas.blogspot.com/2019/04/canto-del-cisne-de-rivera.html
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