La
victoria del PSOE en las elecciones del domingo es
de gran importancia. Éxito en el Parlamento como en el Senado. Esta victoria
tiene como adobo la estrepitosa derrota del Partido Popular en ambas cámaras.
El Aznar Chico ha
perdido más de la mitad de sus representantes. Una hecatombe. La Docta define la ´hecatombe´ en su tercera acepción
así: «suceso en el que hay muchos perjudicados
o muchos perjuicios o situación que conduce a ellos». Ahora bien, la victoria
de la izquierda tiene también una lectura europea.
Los onagros neo populistas andan
desbocados por Europa. En España han sido vencidos. Cierto, los ultras han
entrado en el Parlamento y sus resultados no son despreciables. Pero, siendo inquietante
lo que han conseguido, no es tan tenebroso como lo anunciaba la mayoría de las
encuestas. Seguramente tan terribles
pronósticos alertaron a centenares de miles de personas a dejarse de martingalas y toreo de
salón, vale decir, acudir masivamente a votar a las izquierdas. Esa parte de la
sociedad que ha salido a la superficie de las urnas ha podido comprobar la
eficacia de su voto.
Una
última consideración: dentro de tres semanas volvemos otra vez a las urnas.
Europeas y municipales. Dispensen el casticismo: hay que rematar la faena.
Debemos darle más consistencia a lo que se alcanzó ayer. Lo ideal sería superar
los niveles de participación o, por lo menos, que estuviera a la misma altura.
Por lo demás, visto lo visto, creo que algunas candidaturas de izquierda, que
no han alcanzado representación parlamentaria, deberían hacer un gesto de
eficacia retirando sus candidaturas.
Mientras
tanto, me quedo embelesado con la nueva estética del color que tiene ahora el
mapa de España. Da gusto verlo. ¿Estamos?
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