jueves, 1 de marzo de 2018

Los pensionistas no existen para el Parlament de Catalunya




Reconozco que soy muy susceptible. Y excesivamente pejiguera. Con los años voy perfeccionando esa técnica tan insoportable de ser quisquilloso. Esta mañana, sin ir más lejos, he llegado al grado más alto. Les explico.

He seguido atentamente la sesión del Parlament de Catalunya, la primera después de las últimas elecciones. Algunos la han bautizado como la sesión del desbloqueo. Su objetivo era allanar el camino para la investidura del presidente. Los discursos de Sus Señorías me han dado la impresión de que todavía seguíamos en la campaña de elecciones. Mi mal humor se acrecienta. Y sigue el bla bla bla…

Terminan los portavoces. Nadie --¿lo oyen ustedes?--  nadie ha hecho mención de lo que le ocurre a más de  nueve millones de personas de carne y hueso: los pensionistas, que nuevamente se han manifestado en la calle. Con lo que, en el colmo del hartazgo, apago el televisor, me levanto del sillón y suelto una maldición que espanta a mi señora. 

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