Nuevamente nuestros mineros están en la acción. Sus
reivindicaciones y objetivos son sobradamente conocidos.
La primera consideración es: nunca se dirá lo
suficiente sobre la importante aportación de los movimientos mineros a la
mejora de las condiciones de vida de los trabajadores, a la conquista de las
libertades sindicales y políticas, a la construcción de un notable conjunto de
bienes democráticos no sólo de los asalariados sino del conjunto de la población.
La segunda consideración es: ¿qué solidaridad general –en toda España-- precisa, y bajo qué formas, la acción de los
mineros?
Así las cosas, ¿qué pueden hacer los sindicatos en
esta ocasión concreta? Algo que sea factible y signifique que no están solos. Algo
que vaya más allá de la solidaridad epistolar.
3 comentarios:
Apreciado maestro, nosotros sentimos una inquietud y una desazón parecidas. El hecho de comprovar cada día la dureza de la lucha y su estricto confinamiento al ámbito de las cuencas mineras y a las fuerzas de sus moradores, nos llena de impotencia.
No se trata ya de la deuda de gratitud que tenemos contraida todos/as los trabajdores/as con los mineros -tal como muy bien aountas- sino la certeza de un grupo humano que se opone con todas sus fuerzas a la lógica de los recortes y a la sumisión sin apenas lucha contra la supremacia del capital. Parece que lo que se dirime en este conflicto es la derrota de la única fracción de la clase obrera capaz de oponerse a la fuerza divina del dictado económico y si son derrotados ya no habrá resistencia posible ni esperanza contra las políticas de empobrecimiento y de desposeción política de las clase subalternas.
Por ello nos parece tan crucial este momento y tan importante la necesidad de tomar partido. A pesar del tiempo transcurrido, seguimos teniendo muy presentes las huelgas galesas de mediados de los ochenta y sabemos que al Estado le basta con ir desbaratando las barricadas a medidas que los mineros las montan, hasta que se cansen o no puedan más. Por otro lado, sabemos que los siete mil y pico mineros de hoy no son esa formidable fuerza de cincuenta mil trabajadores disciplinados y organizados que doblegaron al gobierno de Felipe González en la primera mitad de los noventa.
Por ello es más pertinente que nunca tu petición, a la que nos sumamos. Los sindicatos tendrían que ser conscientes de la importancia de no perder las cuentas y de mover a la militancia (si es que esto existe en nuestros sindicatos)para apoyar el esfuerzo ingente de la gentes de las cuencas.
Que menos que organizar comités de solidaridad y empezar a recaudar dinero, en una recuperación puntual del socorro rojo, para una huelga que tiene que ser, por fuerza larga.
Saludos, apreciado Jose Luís, desde Granollers
Apreciado maestro, nosotros sentimos una inquietud y una desazón parecidas. El hecho de comprovar cada día la dureza de la lucha y su estricto confinamiento al ámbito de las cuencas mineras y a las fuerzas de sus moradores, nos llena de impotencia.
No se trata ya de la deuda de gratitud que tenemos contraida todos/as los trabajadores/as con los mineros -tal como muy bien aountas- sino la certeza de un grupo humano que se opone con todas sus fuerzas a la lógica de los recortes y a la sumisión sin apenas lucha contra la supremacia del capital. Parece que lo que se dirime en este conflicto es la derrota de la única fracción de la clase obrera capaz de oponerse a la fuerza divina del dictado económico y si son derrotados ya no habrá resistencia posible ni esperanza contra las políticas de empobrecimiento y de desposeción política de las clase subalternas.
Por ello nos parece tan crucial este momento y tan importante la necesidad de tomar partido. A pesar del tiempo transcurrido, seguimos teniendo muy presentes las huelgas galesas de mediados de los ochenta y sabemos que al Estado le basta con ir desbaratando las barricadas a medidas que los mineros las montan, hasta que se cansen o no puedan más. Por otro lado, sabemos que los siete mil y pico mineros de hoy no son esa formidable fuerza de cincuenta mil trabajadores disciplinados y organizados que doblegaron al gobierno de Felipe González en la primera mitad de los noventa.
Por ello es más pertinente que nunca tu petición, a la que nos sumamos. Los sindicatos tendrían que ser conscientes de la importancia de no perder las cuencas y de mover a la militancia (si es que esto existe todavía en nuestros sindicatos)para apoyar el esfuerzo ingente de las organizaciones minerass.
Que menos que organizar comités de solidaridad y empezar a recaudar dinero, en una recuperación puntual del socorro rojo, para una huelga que tiene que ser, por fuerza larga.
Saludos, apreciado Jose Luís, desde Granollers
Apreciado maestro, nosotros sentimos una inquietud y una desazón parecidas. El hecho de comprovar cada día la dureza de la lucha y su estricto confinamiento al ámbito de las cuencas mineras y a las fuerzas de sus moradores, nos llena de impotencia.
No se trata ya de la deuda de gratitud que tenemos contraida todos/as los trabajadores/as con los mineros -tal como muy bien aountas- sino la certeza de un grupo humano que se opone con todas sus fuerzas a la lógica de los recortes y a la sumisión sin apenas lucha contra la supremacia del capital. Parece que lo que se dirime en este conflicto es la derrota de la única fracción de la clase obrera capaz de oponerse a la fuerza divina del dictado económico y si son derrotados ya no habrá resistencia posible ni esperanza contra las políticas de empobrecimiento y de desposeción política de las clase subalternas.
Por ello nos parece tan crucial este momento y tan importante la necesidad de tomar partido. A pesar del tiempo transcurrido, seguimos teniendo muy presentes las huelgas galesas de mediados de los ochenta y sabemos que al Estado le basta con ir desbaratando las barricadas a medidas que los mineros las montan, hasta que se cansen o no puedan más. Por otro lado, sabemos que los siete mil y pico mineros de hoy no son esa formidable fuerza de cincuenta mil trabajadores disciplinados y organizados que doblegaron al gobierno de Felipe González en la primera mitad de los noventa.
Por ello es más pertinente que nunca tu petición, a la que nos sumamos. Los sindicatos tendrían que ser conscientes de la importancia de no perder las cuencas y de mover a la militancia (si es que esto existe todavía en nuestros sindicatos)para apoyar el esfuerzo ingente de las organizaciones minerass.
Que menos que organizar comités de solidaridad y empezar a recaudar dinero, en una recuperación puntual del socorro rojo, para una huelga que tiene que ser, por fuerza larga.
Saludos, apreciado Jose Luís, desde Granollers
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