lunes, 9 de agosto de 2021

Cataluña: oído, cocina.


 

En las alturas del independentismo político se están dando unas situaciones realmente curiosas.  De un lado, el conseller Puigneró, tradicional ventrílocuo de Waterloo, está intentando recuperar el estilo convergente –el peix al cove, o sea, pájaro que vuela a la cazuela--  con un sobrevenido pragmatismo que está poniendo nerviosa a ERC, que hasta la presente estaba considerada, sin entrar a fondo en la cuestión, como el independentismo pragmático. Puigneró en relación a la ampliación del aeropuerto de Barcelona tiene una posición más favorablemente decidida que la del presidente Pere Aragonès García.

Cambio de melodía: la base del conflicto entre ERC y Waterloo estaba esencialmente en las prioridades de las reivindicaciones secesionistas y en cómo abordarlas con Madrid. Era una pugna que, dicho castizamente, pretendía significar quién era más cátaramente puro, quién más inquebrantablemente patriota. Pero en Waterloo se están produciendo giros tan significativos como el del conseller Puigneró  que, de un lado, pone nervioso a Carles Puigdemont y, de otro, inquieta a los de ERC. Ahora, la cosa está en quién es más eficazmente pragmático. Un giro a tener en cuenta. (Pablo Casado no está capacitado para leer esta situación)

Todo esto en un contexto que está variando: algo decíamos ayer con relación al distanciamiento de los jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y los 34 años del secesionismo. También uno de los referentes del independentismo catalán, Escocia, los secesionistas están perdiendo pistonada tras las pasadas elecciones municipales de mayo.

En fin, que todo se está moviendo.  Así pues, ¡oído cocina!  Recuerden que ya Teresa de Ávila dejó dicho: «También entre los pucheros anda el Señor».

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