Son
gobiernos bipartitos con la derecha en los dos lugares y con unos partidos –Esquerra Republicana de Catalunya y Ciudadanos— que recuerdan
a la rosa de Alejandría, que se disfrazan de progresistas para no infundir
sospechas; que aparentan ser pragmáticos y simulan lo que podríamos llamar
equidistancia clasista: siempre en el medio. En la derecha, dos personajes,
Torra y Ayuso, que podrían ser una avanzada aproximación a los líderes de la
misma dehesa global.
Ese
Torra que durante su mandato no ha osado proclamar la independencia de
Cataluña, a pesar de los requerimientos del independentismo movimientista, pero
que en su discurso de despedida llamó a su sucesor a que declare la
independencia. Se ha dicho que ese caballerete es más un agitador que un
gobernante, pero nadie ha caído en la cuenta que, además y sobre todo, podría ser
un vivales. Esa Ayuso a quien se le atribuye una actitud numantina, con una
cierta educación monjil –el cardenal Tarancón,
mientras liaba un cigarrillo caldogallina, las llamaba «esas putillas»-- ha desobedecido
los acuerdos del plenario de la comisión interestatal de sanidad. Parecido
aparente a las posturas de Torra, que le han llevado a la inhabilitación. Pero
exactamente las cosas no han ido por
ahí.
Explica
Enric Juliana en su artículo de hoy en La
Vanguardia lo que sigue: «El acuerdo estaba prácticamente cerrado la noche del
martes, pero las ansias de Ignacio
Aguado por aparecer como el rosto amable y negociador del gobierno
regional madrileño le condujeron a filtrar los puntos pactados con el ministro Salvador Illa… Miguel Ángel Rodríguez difícilmente podía
permitir que el vicepresidente de Ciudadanos capitalizase el armisticio» (1).
Así
las cosas, el espejo madrileño adquiere mayor gravedad: son los «celos mal
reprimidos» entre los partidos del gobierno de la ciudad—estado la madre de que
la pandemia acentúe su caos en Madrid; de igual manera, la confrontación
sistemática entre los socios del gobierno catalán es la responsable de la
mediocridad de Cataluña en España y en los cuatro puntos cardinales de la rosa
de los vientos. Más todavía, también Madrid se incorpora a ese desprestigio
global. Una emulación a ver quién conduce el asunto al infierno con más
velocidad.
1)
https://www.lavanguardia.com/politica/20201002/483785226494/el-metodo-federal.html
Post
scriptum.--- En las matemáticas, el triángulo
de Pascal es una representación de los coeficientes binomiales ordenados en
forma de triángulo. Así es, dicen los que saben. Como igualmente los que saben
afirman, con don Venancio Sacristán, que «Lo primero es antes».
No hay comentarios:
Publicar un comentario