viernes, 2 de octubre de 2020

Cataluña y Madrid, espejos aproximados


 Desde hace tiempo vengo constatando similitudes entre los gobernantes de las dos comunidades autónomas que se reclaman de la mayor importancia en España: Cataluña y Madrid. Son jóvenes nacionalistas –unos de mar, otros de montaña— que han hecho de la política un peligroso juego de pizpirigañas, que está conduciendo a una peligrosa situación a la ciudadanía, incluido el conjunto de la española. Niñatos de papá que en la Vega de Granada llamábamos bitongos. Que han hecho de la insolencia y del desacato institucional una arriesgada seña de identidad. Ayer Torra; hoy Ayuso.

Son gobiernos bipartitos con la derecha en los dos lugares y con unos partidos –Esquerra Republicana de Catalunya y Ciudadanos— que recuerdan a la rosa de Alejandría, que se disfrazan de progresistas para no infundir sospechas; que aparentan ser pragmáticos y simulan lo que podríamos llamar equidistancia clasista: siempre en el medio. En la derecha, dos personajes, Torra y Ayuso, que podrían ser una avanzada aproximación a los líderes de la misma  dehesa global.  

Ese Torra que durante su mandato no ha osado proclamar la independencia de Cataluña, a pesar de los requerimientos del independentismo movimientista, pero que en su discurso de despedida llamó a su sucesor a que declare la independencia. Se ha dicho que ese caballerete es más un agitador que un gobernante, pero nadie ha caído en la cuenta que, además y sobre todo, podría ser un vivales. Esa Ayuso a quien se le atribuye una actitud numantina, con una cierta educación monjil –el cardenal Tarancón, mientras liaba un cigarrillo caldogallina,  las llamaba «esas putillas»-- ha desobedecido los acuerdos del plenario de la comisión interestatal de sanidad. Parecido aparente a las posturas de Torra, que le han llevado a la inhabilitación. Pero exactamente las cosas no han ido por  ahí.

Explica Enric Juliana en su artículo de hoy en La Vanguardia lo que sigue: «El acuerdo estaba prácticamente cerrado la noche del martes, pero las ansias de Ignacio Aguado por aparecer como el rosto amable y negociador del gobierno regional madrileño le condujeron a filtrar los puntos pactados con el ministro Salvador Illa…   Miguel Ángel Rodríguez difícilmente podía permitir que el vicepresidente de Ciudadanos capitalizase el armisticio» (1).

Así las cosas, el espejo madrileño adquiere mayor gravedad: son los «celos mal reprimidos» entre los partidos del gobierno de la ciudad—estado la madre de que la pandemia acentúe su caos en Madrid; de igual manera, la confrontación sistemática entre los socios del gobierno catalán es la responsable de la mediocridad de Cataluña en España y en los cuatro puntos cardinales de la rosa de los vientos. Más todavía, también Madrid se incorpora a ese desprestigio global. Una emulación a ver quién conduce el asunto al infierno con más velocidad.

 

1)           https://www.lavanguardia.com/politica/20201002/483785226494/el-metodo-federal.html

 

Post scriptum.--- En las matemáticas, el triángulo de Pascal es una representación de los coeficientes binomiales ordenados en forma de triángulo. Así es, dicen los que saben. Como igualmente los que saben afirman, con don Venancio Sacristán, que «Lo primero es antes». 

 

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