1.---
Aznar propone y Casado cacaseno
dispone. El hombre que se fue a Marbella
exigió leña al mono aprovechando la coyuntura: dijo percatarse de una creciente
desafección por parte de la gente a
las medidas del Gobierno contra el coronavirus. Su monecillo chocó los talones,
se llevó la mano a la sien derecha y respondió «¡a la orden!». Aznar propone y
Casado se come los errores del marbellí. Tres cuartos de lo mismo de lo que
ocurre entre Waterloo y su monaguillo. Digamos que no se es un político de
derechas si no se tiene quien le ayude a decir misa. Si no es así no se tiene
fuste.
El
atolondramiento de Casado le ha llevado a un doble fracaso. Los dos han sido
espectaculares. De un lado, creyó que iba a noquear a Pedro
Sánchez en el último debate en el Congreso de los Diputados y no sólo
resultó lo contrario sino que, además, se le escapó Ciudadanos; de otro lado, en la Comunidad de
Madrid se ha dado la situación política más esperpéntica que se recuerda.
Conclusión provisional: Pedro Sánchez sale fortalecido y Casado debilitado y en
ridículo.
La
exigua presidenta de la comunidad de Madrid era, según dicen, partidaria de no
precipitarse en la salida del estado de alerta. Pero –tras la orden de su
Cacaseno en jefe-- cambia de postura.
Dimite, entonces, la máxima responsable de Salud que se niega a estampar la
firma de petición al Ministerio de pasar a la fase 1. Ayuso no se arredra y
comete el pecado mortal menos aconsejable del Derecho Administrativo: presenta
la petición sin firma y sello. Ni en tiempos del general Narváez, el famoso espadón
de Loja, se hubiera admitido dicho disparate administrativo. Además, a cosica
hecha. Consejo de aquel Miguel
Angel Rodriguez, hoy colocado cabe Ayuso. Con un sueldo de 93.855 euros
del ala como sueldo, según afirma El Plural.
En resumen, una semana horrible para estos dos liantes. Como la que deseo a mi peor enemigo.
En resumen, una semana horrible para estos dos liantes. Como la que deseo a mi peor enemigo.
2.--- Se ha creado la comisión interparlamentaria
para abordar los problemas de la situación económica y social. La preside un
político temperado, fogueado en mil escaramuzas, Patxi
López. No tengo el más mínimo
reparo. Ahora bien, visto desde el tendido de Sol me creo en la obligación de
advertir: ese grupo tiene sólo y solamente la responsabilidad de hacer
propuestas para abordar la situación, y no para convertirse en un chiringuito
de ataque al Gobierno.
Por
lo demás, quiero llamar la atención de lo que sigue: esa comisión
interparlamentaria no es, no debe ser, la substitución del Pacto nacional por la reconstrucción, que –como
hemos dicho en otras ocasiones, y no es ocasión de cansar al paciente lector—
es lo fundamental.
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