CEOE, piensa con tu propia cabeza
El controvertido acuerdo de los grupos parlamentarios del
PSOE, Unidas Podemos y Bildu está creando muchas complicaciones. Ayer las
comentábamos en Pedro Sánchez:
una de cal, otra de arena. Una de estas complicaciones ha sido la espantá de la patronal de la Mesa del diálogo social.
Es decir, la CEOE ha abandonado la negociación dando un sonoro portazo. Es
seguramente un gesto dirigido a sus socios como demostración del enfado del
grupo dirigente de la organización empresarial. Ahora bien, no estamos en
tiempos normales para estos gestos estéticos. Ayer decíamos que estamos ante «la
mayor recesión económica desde la guerra civil con una posible caída del 10 por
ciento del producto interior bruto». Tres cuartos de lo mismo sucede en Europa.
Así pues, es recomendable que los enfados duren lo menos posible. Enfados breves
en tiempos de anormalidad. Así lo ha entendido el sindicalismo confederal: hizo
llegar a quien correspondía su mosqueo, lo insinuó públicamente y, a
continuación, vuelta al trabajo. Es lo propio de unas organizaciones maduras.
De manera que la CEOE debe demostrar que quiere ser una organización madura. Y
especialmente prudente, esto es, que no se deje arrastrar por la cacofonía de
las cacerolas. Cada vez que las organizaciones empresariales se han dejado
arrastrar, por unas u otras razones, a
juegos políticos mezquinos se han complicado las cosas para sus propios
intereses y para los generales del país.
Sugiero a la CEOE dos alternativas tras
el gesto estético de la espantá: 1)
considerar que ya ha demostrado su enfado y volver a la Mesa; o 2) incorporarse
sólo a las negociaciones con los sindicatos para ir desbrozando el camino de
los futuros acuerdos.
Es claro que consideramos la primera
propuesta como la más positiva para estos tiempos del cólera y de la cólera. Al
tiempo que demostraría que por encima de cualquier otra consideración la
responsabilidad siempre –y ahora más que nunca-- está
por encima de todo.
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