jueves, 26 de abril de 2018

La “ayuda extranjera” de Manuel Valls a Barcelona




“Como no había manera humana de desenredar una cuestión que se estaba debatiendo en el Congreso de los Estados Unidos, Benjamin Franklin propuso hacer un pequeño descanso para rezar, a ver si con la ayuda del cielo encontraban la sagacidad que necesitaban. Alexander Hamilton protestó airadamente alegando que no tenían necesidad de recibir ayuda extranjera” (1). Eran otros tiempos. Hoy, dicha retranca, de darse en España, habría provocado que la Brigada Aranzadi pusiera en cuarentena al mordaz Hamilton, padre fundador de los Estados Unidos y su primer  secretario del Tesoro.

Esta anécdota viene a cuento tras la noticia que circula estos días por Barcelona: Manuel Valls, ex jefe de gobierno de Francia, estudia la oferta del partido naranja de presentarse  como alcalde de la ciudad.

Evidentemente, ni Valls es extranjero  ni su postulación debería entenderse como ayuda. Esta es, por lo demás,  una novedad que celebramos, añadiendo a continuación que no está entre nuestras intenciones votarle, ni ayudarle en la campaña electoral, si es que finalmente acepta el encargo. Nos limitamos, eso sí, a dejar constancia de esta novedad en unas elecciones municipales y a recordar otras situaciones más o menos parecidas.

La primera

El reputado profesor francés de Derecho constitucional Maurice Duverger fue elegido eurodiputado por las listas del Partido Comunista Italiano en 1989. Figuraba como el segundo de la lista, tras Enrico Berlinguer.  Que recogió más de nueve millones y medio de votos, la segunda formación italiana tras la Democracia Cristiana. Lo celebré con mis allegados. Nuestros amigos italianos introducían una interesante discontinuidad al tiempo que sugerían la coherencia entre Europa, su ciudadanía y los candidatos para las elecciones al Parlamento.

En concordancia, nada que objetar a la candidatura de Valls a la alcaldía de Barcelona. Ya veremos en qué queda todo eso.

La segunda

En repetidas ocasiones –y cuando ha venido a cuento--  he defendido esta tesis: si se quiere construir un sindicato europeo, y no quedarse sólo en una coordinación informal, sería conveniente concretar ciertos instrumentos, por ejemplo, en la negociación colectiva. De ahí que hiciera la siguiente propuesta: en las negociaciones de, es un suponer, el convenio colectivo del Metal alemán podrían estar, integrados en la comisión deliberadora sindical representantes de organismos federativos de otros países. Se podría empezar por algunas experiencias piloto. Nunca supe  ver qué inconvenientes tendría tan heterodoxa propuesta.  

Con todo, algo parece evidente: Manuel Valls es una figura que representa el declive de una manera de hacer política, adobado  con una potente crema o pomada de transformismo, que se disfraza de derechas para no infundir excesivas sospechas.





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