“Como
no había manera humana de desenredar una cuestión que se estaba debatiendo en
el Congreso de los Estados Unidos, Benjamin Franklin
propuso hacer un pequeño descanso para rezar, a ver si con la ayuda del cielo
encontraban la sagacidad que necesitaban. Alexander Hamilton
protestó airadamente alegando que no tenían necesidad de recibir ayuda
extranjera” (1). Eran otros tiempos. Hoy, dicha retranca, de darse en España,
habría provocado que la Brigada Aranzadi
pusiera en cuarentena al mordaz Hamilton, padre fundador de los Estados Unidos
y su primer secretario del Tesoro.
Esta
anécdota viene a cuento tras la noticia que circula estos días por Barcelona: Manuel Valls,
ex jefe de gobierno de Francia, estudia la oferta del partido naranja de
presentarse como alcalde de la ciudad.
Evidentemente,
ni Valls es extranjero ni su postulación debería entenderse como ayuda. Esta es, por lo demás, una novedad que celebramos, añadiendo a
continuación que no está entre nuestras intenciones votarle, ni ayudarle en la
campaña electoral, si es que finalmente acepta el encargo. Nos limitamos, eso
sí, a dejar constancia de esta novedad en unas elecciones municipales y a
recordar otras situaciones más o menos parecidas.
La
primera
El
reputado profesor francés de Derecho constitucional Maurice
Duverger fue elegido eurodiputado por las listas del Partido Comunista
Italiano en 1989. Figuraba como el segundo de la lista, tras Enrico
Berlinguer.
Que recogió más de nueve millones y medio de votos, la segunda formación
italiana tras la Democracia Cristiana. Lo celebré con mis allegados. Nuestros
amigos italianos introducían una interesante discontinuidad al tiempo que
sugerían la coherencia entre Europa, su ciudadanía y los candidatos para las
elecciones al Parlamento.
En
concordancia, nada que objetar a la candidatura de Valls a la alcaldía de Barcelona.
Ya veremos en qué queda todo eso.
La
segunda
En
repetidas ocasiones –y cuando ha venido a cuento-- he defendido esta tesis: si se quiere
construir un sindicato europeo, y no quedarse sólo en una coordinación
informal, sería conveniente concretar ciertos instrumentos, por ejemplo, en la
negociación colectiva. De ahí que hiciera la siguiente propuesta: en las
negociaciones de, es un suponer, el convenio colectivo del Metal alemán podrían
estar, integrados en la comisión deliberadora sindical representantes de
organismos federativos de otros países. Se podría empezar por algunas
experiencias piloto. Nunca supe ver qué
inconvenientes tendría tan heterodoxa propuesta.
Con
todo, algo parece evidente: Manuel Valls es una figura que representa el
declive de una manera de hacer política, adobado con una potente crema o pomada de
transformismo, que se disfraza de derechas para no infundir excesivas sospechas.
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