Los estados mayores de las
fuerzas políticas catalanas se preparan para afrontar las próximas elecciones
autonómicas. Y cómo es natural son dos las preocupaciones más inmediatas a
resolver: a) cada cual estudia si es mejor ir solo o acompañado, y b) quien lucirá
su palmito como primero del cartel.
El hombre de Bruselas y los
suyos intentar forzar lo que llaman una «lista de país», que englobe a todo el
universo independentista. El metafísico Oriol Junqueras prefiere que ERC acuda en solitario. Lógico lo
primero y lo segundo. El de Bruselas sabe de buena tinta que, yendo sin
acompañamiento, puede darse un batacazo de mucha consideración. El metafísico,
que es el mejor situado de todos los posibles candidatos, no necesita a nadie
para que su partido, de no torcerse las cosas, acceda a la presidencia de la Generalitat.
Por lo tanto, es mejor ir solo que mal o deficientemente acompañado.
Queda, pues, por dilucidar quién
es el cabeza de cartel. El hombre de Bruselas, desde el lugar de sus famosas y
flatulentas coles, ha anunciado que podría presentarse. Sin lugar a dudas,
Junqueras será el candidato de ERC. Y, salvo sorpresas de última hora, Miquel
Iceta, Arrimadas y García Albiol representarán a sus respectivos partidos. La
CUP, Dios dirá en su infinita sabiduría. Los comunes han anunciado, pero todavía no han decidido formalmente,
que Domènech presida el cartel. Coherencia, una formación ambigua debe tener un
candidato que sea archivo de ambigüedad.
Lo más sorprendente es que Joan Coscubiela no parece haber recibido
invitación alguna para estar en la lista. Coherencia: una persona clara como el
agua clara no puede formar parte de un plantel hamletiano, que masculla
permanentemente lo del «ser o no ser».
Tengo para mí que la forzada
ausencia de Coscubiela, tanto en la cabeza de lista como en la lista misma, es
un despilfarro. Roma no paga la claridad. Me preguntan algunas amistades cuál
es la razón de este despilfarro. A falta de partituras debo tocar el piano de
oído. Atención, mi padre adoptivo, el maestro confitero Ferino Isla (en la foto), de
santaferina nación, tocaba la Para Elisa
de Beethoven de oído con tanto primor que el
director de la Banda Municipal de Granada, el maestro José
Faus, le dijo documentadamente: «Caballero, toca usted esta pieza como Rubinstein». De donde se infiere que tocar de oído no
siempre es una limitación. Pues bien, toco el piano de oído: Coscubiela no
concita simpatías en el grupo dirigente de los comunes. Es sospechoso de haber dirigido un sindicato como Comisiones Obreras y, sobre todo, se teme que
pueda tener aspiraciones a dirigir la coalición. Sé de buena mano que esa
sospecha no se basa en nada real. Pero ahí está la excusa para intentar
apartarle de la escena. Naturalmente, los comunes
se lo pierden. Roma no paga a quienes, por tener cabeza, piensan con ella.
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