Una foto famosa: Lenin, encima
de una tarima, hablando a las muchedumbres; León Trotsky a su lado. Una foto
que hoy llamaríamos icónica. Pasa el tiempo y Trostky, siempre sospechoso de
decir y mantener la suya, cae en desgracia. Las moscas cojoneras no son bien
vistas en el Kremlin. Segunda foto: es la misma que la anterior, pero una mano
vicaria ha borrado meticulosamente la figura del antiguo jefe del Ejército Rojo,
sólo aparece Lenin. La historia la escriben los retratistas oficiales y los
escribas sentados.
Una foto administrativa: el
Govern catalá en pleno. Otra foto, que es la misma, tiene otro retoque de corte
estalinista: uno de los consejeros ha sido borrado; es una mosca cojonera
menor, Santi Vila. Otra mano vicaria ha borrado a este personaje del retrato.
Roma no paga ni tibios, ni traidores. La historia del procés la escribe el alto mando del pueblo santo independentista.
¿Santi Vila?: Connais pas. Todo lo
más que se puede decir de él es que nunca fue de los nuestros.
A decir verdad nada relaciona a
Trotsky con Vila. Pero sí hay un nexo entre el primer retrato moscovita y el
segundo barcelonés: la orden de borrarlos de la estampa y la mano subvencionada
que usó la goma de borrar. En el primer caso, es claro que en la canción de
gesta del famoso Octubre del 17 no debía figurar don León; en la segunda es
palmario que Vila era una interferencia incómoda en el barbecho escatológico
del procés.
Ni siquiera ha habido un toque
de atención, a través de la micro retórica del twitter, por parte del hombre de
Bruselas. Tampoco Junqueras --«feo, católico y sentimental», como el Marqués de
Bradomín, de valleinclanesca memoria— ha dicho ni pío. A pesar de que en La
Santa Cena, de Leonardo da Vinci, aparece Judas Iscariote retratado y simulando
estar en buena compañía. Vila nunca existió. Trotsky tampoco existió.
Iscariote, sin embargo, existió.
Grotesco. Lo que me trae a la
memoria a los locutores de las emisoras de radio españolas en los años cuarenta
y cincuenta. En los programas de discos solicitados nunca se mencionó a Angelillo. Si se pedía que pusieran el disco Por el camino verde, el locutor, por
mandato gubernativo, debía aclarar que estaba interpretado por el cantante de La hija de Juan Simón. Durante muchos
años nunca se dijo el nombre del cantante Ya saben ustedes que Angelillo fue
uno de los artistas que se significó en la defensa de la República y, por ello,
tuvo que salir por piernas. Bueno, menos da una piedra.
Radio Parapanda.
Manuel Gómez Acosta en Barcelona, Colau y la DUI: https://mechinales.blogspot.com.es/2017/11/barcelona-colau-y-la-dui.html
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