jueves, 16 de noviembre de 2017

Empieza la leyenda de Junqueras

La canción de gesta del independentismo catalán ha acabado siendo una milonga. La canción de gesta de que «somos la inmensa mayoría del pueblo de Cataluña» se ha convertido, de la noche a la mañana, en algo todavía insuficiente. La canción de gesta de que «Europa estaba con nosotros» se ha visto reducida a pasear la soledad por las calles europeas. La canción de gesta de que «somos República» se ha traducido en agua de borrajas. Una milonga.

Ahora los más conspicuos dirigentes políticos del independentismo parece que le están dando la vuelta a la tortilla del discurso de la canción de gesta. O sea, «en París no está doña Alda / la esposa de don Roldán» contradiciendo el viejo romance.

Esta vuelta de la tortilla no va acompañada de un razonamiento que explique cabalmente por qué ha fallado todo. Por qué la canción de gesta se ha convertido en milonga. Más que autocrítica parece un intento de disolver las declaraciones de Forcadell y sus amistades ante el juez de del Tribunal Supremo, y sobre todo proteger a los ex consellers, que siguen en prisión. (Oigan, póngalos en libertad, que en la cárcel no pintan nada).

Ahora bien, como hemos dicho en otra ocasión, lo cierto es que la rectificación es un acto de atrición. La prueba la tenemos en la actitud de Oriol Junqueras, el único que aguanta el tipo. No se añade al grupo de plañideras, ni tampoco –afirman voces generalmente avisadas— piensa acatar lo que aquellas han asumido. O sea, este caballero no recitará aquello de «¡Ay de mi Alhama!», que el nazarita lloró.

Ahí está la clave de su decisión de indicar a Marta Rovira, número dos de ERC, como candidata a la presidencia de la Generalitat. La técnica del dedo nuevamente. Pero, simultáneamente, es un par de banderillas a Puigdemont. Es como si le dijera: tú te has unido al coro llorón, no tienes cuajo; aquí estoy yo que no me bajo los pantalones; tú eres el hombre de la milonga, yo soy el de la chanson de geste; tú eres el villano, yo el roble que aguanta en la cangrí; tú eres el hombre que dudó, yo soy el de las certezas. Empieza la leyenda de Junqueras. Él mismo ha empezado a escribirla.


Cambio de tercio. Querido Manuel Zaguirre: te espera una campaña áspera. Recuerda el viejo dicho: «parar, mandar y templar».


No hay comentarios: