Isidor Boix, maestro de
sindicalistas, aprovecha su ´diálogo´ con Francisco Louça y Rafael Poch para hablar
de las cosas europeas. De paso, aprovecha la ocasión, y propina un merecido
cogotazo al secretario general de la CES allá donde puede doler más a un
dirigente sindical. Lo uno y lo otro lo verá el paciente lector en “El
sindicalismo europeo puede responder, debe responder”: http://iboix.blogspot.com.es/2017/02/el-sindicalismo-europeo-puede-responder.html.
En un momento dado del mencionado
artículo, Isidor nos dice: «En este proceso a la acción sindical del día a día,
desde el centro de trabajo, debería
incorporarse la componente transnacional, global, de los intereses individuales
y colectivos, lo que supone entender y traducir que el objetivo del “trabajo
decente” en el mundo es del interés inmediato, individual y colectivo, de cada
trabajador y cada trabajadora del planeta, del Norte y del Sur». (La
cursiva es mía). En concreto, sitúa el epicentro de la acción sindical en el
centro de trabajo. Alguien se preguntará qué hay de novedad en esa formulación
en ese “desde el centro de trabajo”. Ninguna, pero…
… Pero lo cierto es que el sindicalismo
confederal español da la sensación de que su epicentro está en otro lugar, en
la calle. Más todavía, que «la calle» es su lugar natural. Si mi percepción
fuera real no dudaría en decir que es un error. Un error de bulto. Máximo
cuando llevamos demasiado tiempo con un estancamiento general, salvo
excepciones, de la negociación colectiva. Máximo cuando la cuestión salarial
tiene su lugar preferencial en el centro de trabajo. O, por decirlo con Isidor,
desde el centro de trabajo. Es decir, la casa donde está realquilado el
sindicato es el centro de trabajo. No lo es la calle. Me dirán algunos que no
hay que abandonar la calle. Cierto, cuenten conmigo para acompañarles ahí. Pero
aquí estamos hablando de que el lugar preferencial de la acción reivindicativa
es el centro de trabajo. La calle es un lugar de paso para exhibir lo que se
hace en el interior de la casa.
Es en el centro de trabajo donde nace la
fuerza afiliativa. La fuerza establemente organizada. En el centro de trabajo
se piensa; en la calle se agitan las banderas. En el centro de trabajo se
estructura el conflicto social, en la calle se luce la comitiva. Y digo más,
cuando se dice que ambas cosas no son contradictorias, yo añado que pueden
serlo si las comitivas de calle no tienen la partida de nacimiento del centro
de trabajo. Y si quieren un argumento más castizo diré que la calle es la
guinda; el centro de trabajo es el pastel.
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