domingo, 8 de mayo de 2016

La metamorfosis del partido de Jordi Pujol





Vamos a tratar en este ejercicio de redacción de dos novedades catalanas en el panorama político. Una, las encuestas señalan que ERC dobla ahora a su histórico amigo-enemigo CDC, el partido históricamente mayoritario de Catalunya: el primero conseguiría 40 diputados, el segundo, 20. Otra, la refundación de los convergentes en otro partido.

El vuelco electoral, si las previsiones se confirman, tendría proporciones históricos, siempre que nos atengamos al relativismo de tan pomposa característica. Ello tendría una explicación aproximada en que, de un lado, el importante movimiento independentista responde más al quehacer político de los republicanos que a los planteamientos y prácticas de los convergentes y, de otro lado, en la mayúscula corrupción del clan Pujol y otros patriarcas catalanes, políticos o no, allegados a este. Por lo demás, digamos que ERC ha adquirido una cierta ´respetabilidad´ (sea esto lo que fuere) en la presente legislatura catalana por sus políticas que ya no intimidan a las fuerzas económicas.

Hace meses Artur Mas tomó nota de que CDC se encontraba en la fase de una parábola descendente. Su punto más llamativo fue el “caso Pujol” que conmocionó lo más profundo de la sociedad catalana y los intersticios de los amigos, conocidos y saludados de CDC. Así pues, Pujol –y sobre todo el pujolismo militante--  contagiaba al partido en el presente y dibujaba unas líneas inquietantes para el futuro. Era, pues, necesaria una reconsideración del proyecto político de CDC. Las últimas elecciones autonómicas, donde CDC se disfrazó de coalición (Junts pel Sí) y las pasadas elecciones generales de diciembre pasado, bajo el nombre de Democràcia i Llibertat mostraron  los agujeros del queso convergente: la parábola sequía cayendo casi en picado. Con lo que o refundación o gradual declive político.  La conclusión que concretó Artur Mas fue refundación.  

Esta opción tenía, además, otra ventaja: la ruptura de Artur Mas con el cordón umbilical que le unía a su pasado pujolista químicamente puro. Si Pujol fue el padre y la madre de CDC, Mas lo sería de un nuevo partido, aparentemente –sólo aparentemente--  no contaminado por la   zahúrda del viejo patriarca.


Si Artur Mas y sus allegados consiguen la refundación de CDC es cosa del tiempo y, de por supuesto, qué entienden por eso de “refundar”. Lo que se dice a sabiendas de las enseñanzas del viejo refrán: «aunque la mona se vista de seda, mona se queda». Que es una máxima que deben evitar los que se metan en operaciones refundadoras. Porque en caso contrario corren el peligro del que ya nos avisaron los Hábiles (en el Fausto de Goethe): «S no cabe ir de pie / iremos de cabeza». Que podemos saborear en la magnífica traducción del inolvidable maestro José María Valverde.


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