Por lo general, la mayoría de
los medios de comunicación tienen la piel excesivamente fina. Cada crítica que
reciben –o incluso cualquier observación— es tolerada en clave de fastidio y,
según cómo, suele ser recibida como un ataque a la libertad de prensa. Una
libertad de prensa asimétrica a la libertad de opinión de quien matiza, se
confronta e, incluso, ataca democráticamente lo dicho por el medio. Ahora se ha
puesto de moda una nueva gilipollescencia: se considera bolivariano a quien
intenta sonrojar a tal o cual medio. De hecho da la impresión que los únicos
sujetos que gozarían de la libertad de expresión son los mass media. Pero hace
tiempo que vamos viendo que no es oro todo lo que reluce, más bien es oro del
que cagó el moro.
Por ejemplo, en las
informaciones periodísticas y radiofónicas de hoy se reincide en que, a tenor
del desacuerdo entre los partidos políticos, «todos» los partidos son responsables
de la falta de acuerdo. Este fue, como es sabido, el latiguillo retórico contra
la ausencia de pacto para formar gobierno tras las elecciones generales de
diciembre. Y, de manera redundante, también se abusó de ese argumentillo cuando
no se llegaba a un acuerdo en distintos procesos de negociación de los
pudorosamente llamados agentes sociales. «Todos son responsables» que ya se ha
convertido en un fetiche de los libros de
estilo de las redacciones, en una Vulgata obligada y obligatoria.
Sin embargo, un servidor
advierte que hay gato encerrado en ese mantra. Porque esconde, a sabiendas y
queriendas, la responsabilidad –de quien sea--
en la ausencia de pacto o en la dinamita que se ha puesto –por quien
sea-- para que no se produzca el
acuerdo. No obstante, nos vamos percatando de igual manera que ese «de quien
sea y por quien sea» no es inocente. Es decir, la responsabilidad de la
política instalada queda subsumida en ese «todos los partidos». Y de aquí se
refuerza la garrula tradición nihilista de que todos son iguales, los
tristemente famosos perros que son iguales pero que se diferencian solo por sus
collares. Otro concepto científicamente falso, porque no es igual un fiero
bóxer que un chihuahua.
Definitivamente, hay
responsables al por mayor y otros, tal vez, al por menor
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