¿Acaso no ha llegado la hora de
renovar la forma de ejercer concretamente el conflicto social? Lo insinuamos
porque el sindicalismo confederal corre el riesgo de convertirlo en mera
rutina. Cierto, lo importante es proceder gradualmente a una profunda
renovación del sindicalismo, pero entiendo realísticamente que ello comporta
especialmente una puesta al día también de las formas de ejercer el conflicto:
lo uno y lo otro son indisociables. Con lo de “gradualmente” quiero dar a
entender que no se puede estar a la espera de que llegue un momentum en el que se decrete desde arriba que a partir de dicho momento ha empezado ya
la renovación del sindicato. Esta se irá concretando como suma de elementos y
situaciones de novación de lo anterior.
Esta meditación viene a cuento
por las informaciones que nos vienen de Italia y, concretamente, las huelgas de
la Función pública por la renovación del convenio colectivo nacional. El estilo
de la huelga de estos días en el sector es similar al de otras ocasiones en
otros ramos de la producción y los servicios. Es concretamente así: la
federación convoca una huelga general que se va haciendo en diversos días por
territorios. O sea, pongamos un ejemplo: el lunes en el Lazio, el martes en el
Piemonte, el miércoles en la Toscana, el jueves en la Emilia, el viernes en el
Véneto, y así sucesivamente. Lo que mantiene en vilo la exigencia de los
huelguistas durante una serie de días a la contraparte y produce una tensión
mediática sostenida. De hecho este estilo no es una novedad, viene de tiempos
lejanos. Lo que no está reñido, por supuesto, con la convocatoria y
realización, cuando se cree oportuno, en un solo día.
Entiendo que ganaríamos
siguiendo esa técnica en nuestro
país. Ciertamente, habrá quien diga que lo fundamental es renovar el ejercicio
del conflicto social. Nada que objetar por mi parte. Pero la experiencia
italiana (que ocasionalmente la ponen en práctica los alemanes) merece especial
atención y estudio por nuestra parte. No sobra lo de ayer, pero es conveniente
añadir nuevos estilos que no solo no se confrontan con ellos sino que, sobre
todo, los complementan y mejoran. La huelga circular es un ejemplo de tantos
que convendría explorar.
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