Batacazo
de la izquierda en las elecciones madrileñas. Hemorragia en el campo socialista,
ligero aumento de Más Madrid y de Unidas Podemos. Pero «Con tan grande
polvareda / perdimos a don Beltrán». Con todo, lo más llamativo es que ´don
Beltrán´ no vio venir la catástrofe. O lo que es lo mismo: o no tenía sensores
o les fallaron, no ya el día de las votaciones sino antes –unas semanas por lo
menos— posiblemente extrañados por la desubicada retórica del caballero don
Beltrán. (Don Beltrán como metáfora de la izquierda, por supuesto). Quizás tan
rarísima retórica, conscientemente empleada, hizo que cada día que pasaba se
ampliara la hemorragia.
Ahora,
se ha dicho, «van a tomar medidas»: Iglesias deja la política y Gabilondo la
ejecutiva socialista madrileña. Es plausible que todo se quede ahí: en ´tomar
esas medidas´. No sería la primera vez
que eso ocurriera. En todo caso, ya hay quien ha buceado en el interior de las
patologías que han provocado tan estrepitosa derrota. Cierto pintoresco politólogo
(de cuyo nombre no quiero acordarme) ha encontrado la raíz del problema: el
servilismo de los obreros madrileños, aquellos de los que había afirmado que serían la «tumba del fascismo». Los
obreros madrileños, gente rara que no entiende el lenguaje de este don Beltrán.
A
don Beltrán le costará trabajo entender el nuevo ciclo que se ha abierto en
Madrid, porque ha acumulado mucha costra de certidumbres de mercadillo. La
salida de esta situación es directamente proporcional a la limpieza de esa
costra o tutía. Pero, posiblemente, un servidor pueda estar equivocado: la edad
no perdona.
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