miércoles, 5 de mayo de 2021

Madrid. Disculpen mi incapacidad


 

Soy incapaz de darme una explicación, ni siquiera aproximada, del porqué de los resultados electorales madrileños. Victoria apabullante de la derecha, derrota humillante de la izquierda. No tengo capacidad para entender las razones suficientes que han llevado a la sociedad madrileña a optar por un partido gravísimamente afectado por la corrupción y casi todos sus presidentes de la comunidad con problemas con la Justicia. Así pues, me veo incapaz de proponer algunos pespuntes. Tal vez esta dificultad venga del peso de la edad o –quién sabe— porque, al no tener un servidor ataduras orgánicas con los partidos, no puedo maquillar la explicación sobre los resultados. En todo caso, el problema es mío; ustedes tienen analistas a los que recurrir y, sobre todo, su propio discernimiento.

No obstante, todavía me quedan algunos rescoldos de las nieves de antaño. E, intrigado por lo que ha sucedido, me pregunto sin querer importunarles a ustedes con estas reflexiones: ¿qué vinculación ha existido en la sociedad madrileña con las políticas del PP y, muy particularmente, con su corrupción y su pésima gestión de la pandemia? ¿qué ha supuesto Ayuso para esa sociedad?

Una cosa parece clara: la inmensa mayoría de la sociedad ha rechazado de plano que el «peligro de Madrid es el fascismo». Y otra no menos clara es: las propuestas sociales y económicas de las izquierdas no han concitado la adhesión de la mayoría. Con lo que infiero, tal vez temerariamente, que las izquierdas madrileñas desconocen el vecindario o lo conocen de manera precaria.

Madrid entra ahora en un nuevo curso. Lo chocante, parece ser, es que la cosa puede ir en dirección contraria a Biden y, sobre todo, camino de un enfrentamiento –romanos contra cartagineses—contra Pedro Sánchez.

Remontar la situación no será fácil. Ahora bien, una condición absolutamente necesaria para ir ganando peldaños será el tipo de análisis que las izquierdas hagan de su línea de acción en estos últimos años y especialmente en la campaña electoral. Y, a partir de ahí, qué y cómo hacer para, primero, salir del mal paso y, segundo, volver al puente de mando.

Siento no estar a la altura. Fíjense que ni siquiera soy capaz de discernir qué es antes de lo primero.   

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