lunes, 10 de mayo de 2021

Ayuso, la Cantinera de Occidente


 

Escribe: Mano de Mortero

 

El Rasputín madrileño al que se conoce con el apodo de MAR ha vuelto. Desde hace semanas degusta el puro, si todavía fuma, y apura el brindis, si todavía bebe, por haber logrado construir un nuevo personaje en la escena política. Lo ha hecho de nuevo. Si ayer fue el icono de un bigote, a veces mostacho y a veces sombra, identificado con un Cid proyectado para campear durante unos años y unificar a la derecha, hoy ha lanzado una Agustina de Aragón con ribetes de Marianne guiando al pueblo, pero con recatado pecho cubierto. 

El fondo de armario de la historia da para mucho. Se llama Isabel, la presidenta rectilínea de la Comunidad de Madrid, la cantinera de Occidente: «me tomo una caña porque me da la gana y porque soy libre», afirma (quién le va a decir lo que tiene o no tiene que beber…). Nacida para acabar con el gobierno de coalición de Pedro Sánchez, la recién elegida presidenta madrileña ha encontrado el tono, la voz y la perspectiva. Además de la innovadora merienda de la pizza merendola en los barrios más pobres de la capital, del “cribado” del Doctor Muerte en las residencias, de la tentación de la diplomacia exterior con el zorro ruso, etc., este personaje rectilíneo, guiado por el místico castellano-leonés, ha hecho dos aportaciones a la política patria que requieren una particular atención. La primera es habernos descubierto que Madrid tiene la virtud de ser Madrid y además toda España, rompiendo espacio y tiempo. Si España se va, que se venga a Madrid. Si Madrid se queda, España se libera de la hidra del “sanchismo”: ¡Viva la Confederación! La segunda aportación exitosa y propagada como una onda es la de: “socialismo o libertad”. Los votantes han elegido democráticamente, nada que decir. La libertad de elegir morir o vivir en Madrid (camina o revienta). ¿Dónde está el norte y el sur? Esto se llama persuasión, sí. Pero también se llama demagogia y populismo. Prometer una vuelta al pasado de una libertad sin oportunidades. “Madrid ha marcado el camino”, se dice. (Entra en escena un nuevo madrileño que viene de Cataluña: calcetines con olor a gasolina y grito gutural: Jo vull això!). Lenguajes y signos, promesas y expectativas inmediatas sobre unas birras sobre la barra. Hoy se empieza de nuevo, nos dice la Cantinera, la conocida sensación de comienzo para el canguelo del enemigo político.

Aciertos de la derecha extrema en una campaña bien llevada si atendemos, y debemos hacerlo, a los resultados electorales. Ni siquiera requiere del apoyo de su socio de la extrema derecha. Desacierto total de buena parte de la izquierda, cada uno con sus problemas y comprometida con el gobierno de coalición cada uno a su manera, y acierto de un proyecto estrictamente madrileño como es Más Madrid. Desmoralización, bajón e incomprensión del vendaval ayusero en la Comunidad por parte de la izquierda.

Es obligado ponerse a estudiar. Dejar atrás el escenario de cartón piedra montado para las elecciones. Dejarse de mercadotecnia política. Arremangarse y pensar en cómo recuperar el voto prestado de un electorado que padece el síndrome de la precarización y el contrato temporal también en la política.

El grupo dirigente del PP va a darle cuerda a este asunto, es su personal balón de oxígeno cuando la infección de la corrupción estaba en su fase más aguda de exposición pública (tribunales, piezas separadas y traslado de Génova…). Llevamos semanas, y las que nos esperan, hablando de Madrid, Madrid, Madrid… Euforia es el nuevo perfume. Las encuestas irán haciendo el caldo a fuego lento. Euforia es la marca nueva que impregna Génova para tapar el olor de unas cañerías atascadas. Pero el mercado de las noticias tiene su punto de saturación, la carne no puede perder brillo ni color, la novedad, que no "lo nuevo", vendrá más tarde o más temprano. Las contradicciones están e irán apareciendo. La primera contradicción que asoma es que la libertad de tomar copas era para hacerlo en los locales nocturnos y de ocio, en los bares y cafeterías pero no en la calle. Orden y seguridad para los negocios. El botellón pronóstico que se hará de manera más intensa un tema informativo, nueva carne fresca, durante los días y semanas próximas así como motivo de lanzamiento de puntiaguda jabalina en la arena política (alcalde y vicealcaldelsa madrileños ya han salido al ruedo). Éxito y contradicciones con los que convivirá el ayusismo como nuevo color del partido de la gaviota primaveral que parece haber levantado el vuelo.

Sin embargo, Rodríguez--Rasputín conoce el mercado político más que su pupila cantinera, sabe que después de la fatiga pandémica existen probabilidades que venga otra fatiga: la de la Cantina y la libertad. El voto tiene un carácter volátil -que se lo digan a los socialistas madrileños-, se diría que es un voto temporal, incluso a tiempo parcial. MAR Sabe qué contiene de verdad el viejo refrán castellano según el cual “Ni sirvas a quien sirvió, ni pidas a quien pidió, ni mandes a quien mandó”, porque los cambios en la fortuna suelen causar inconvenientes en los ánimos. También sabe que estas elecciones en la Comunidad no eran la finalísima, sino una fase de eliminación de cara a dos años vista. Ojo con las confusiones, la pandemia tiene los días contados, la recuperación económica --en la forma que ésta adquiera finalmente y con las nuevas y viejas contradicciones que traiga-- se producirá más tarde o más temprano.

Las izquierdas deberían abandonar la confusión, el miedo escénico, de cara a las que se presentan como próximas finalísimas en este escenario de la política futbolera. Romper esta lógica hooliganera y autoconvencerse que dependen de ellas, de su proyecto, de su estudio y de su trabajo, y no del auto incienso.  Ahogados en la cacofonía de "democracia frente a fascismo", perdieron la posibilidad de defender a fondo el bien común, de oponerse a los discursos contra la igualdad material, de la libertad para vivir con trabajo, vivienda, educación y sanidad, de una libertad más allá de la barra libre y la fiesta alegre. Atacar el falso dilema que ha dado el triunfo electoral a Isabel Díaz Ayuso, porque ante ¿la bolsa o la vida? La respuesta es una nueva “normalidad” que sólo puede venir de un proyecto de robusto reformismo sin complejos y con todas las dificultades que entraña un orden en tránsito como el actual.

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