«Se
cuenta que en Sicilia había un isleño de una mirada tan aguda que, cuando
dirigía la vista desde Lilibeo a Cartago, no se le escapaba nada. Dicen que
indicaba el número de barcos que llegaban a Cartago. Nunca se equivocaba».
Lo
explica nuestro viejo amigo Claudio Eliano (170
– 235) en sus reputadas Historias curiosas (Libro XI, 13), editada por El Club
Diógenes (2015).
Por
supuesto, no es obligatorio creerlo. Sin embargo, sabemos que la obligatoriedad
de creer curiosidades más chocantes que esta ha sido motivo de que se hayan
cortado millones de cogotes. Y la cosa continúa. Así es que yo finjo creer en
la buena vista del isleño por simpatía a Claudio Eliano.
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