Pablo Iglesias podría
haber arruinado las escasas posibilidades de formar un gobierno de izquierdas
en España. Por segunda vez. Precisamente cuando el Partido Popular ha perdido
el miedo, al menos aparentemente, a una nueva convocatoria electoral.
Iglesias
ha publicado un tuiter donde fusiona los nombres de Carmen
Calvo y Matteo
Salvini creando el personaje de Calvini. A este joven malcriado habría
que preguntarle cómo es que solicita formar parte de un gobierno donde uno de
los personajes claves será Calvo, esto es, Calvini. Iglesias ha reeditado
aquella formulación que un imprudente Felipe González hizo en tiempos antiguos: «Izquierda Unida y el
PP la misma mierda és». Con una diferencia: en aquella época pensar en un
gobierno plural de izquierdas era tan imposible como resolver la conjetura de los
números primos gemelos, todavía pendiente de demostración, aunque estamos en
ello.
Hablemos
con claridad: ¿cree Iglesias que Calvo y Salvini son equiparables? Si lo cree,
la conclusión es que es una irresponsbilidad mendigar la entrada en el gobierno
de Calvini. Si no lo cree, ¿a santo
de qué lanza tan descabellada formulación? Las hipótesis son diversas: a) tiene
miedo a arremangarse y meterse en harina, b) no quiere realmente el acuerdo por
el que aparentemente suspira, c) su capacidad para hacer política se ha
exagerado infinitamente. O ¿quién sabe?
la idolatría que le profesan sus devotos le lleva a pensar que habla en
nombre de un Espíritu Santo todavía no identificado.
En
resumidas cuentas, este Iglesias que fue comadrón de Podemos puede acabar
siendo su sepulturero. Torres más altas han caído.
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