domingo, 7 de julio de 2019

Don Carnal y doña Cuaresma, independentistas




Los socialistas y los post convergentes pactan el reparto de la túnica sagrada de la Diputación de Barcelona: 1.000 millones de euros es su Presupuesto. Los de Esquerra Republicana de Catalunya se rasgan las vestiduras y sin disimulo acusan al hombre de Waterloo de favorecer dicho apaño.  En otras ciudades de ringorrango los socialistas y los de Esquerra se ponen de acuerdo dejando a los post convergentes a la intemperie: es el caso de Sant Cugat  del Vallés, provocando una considerable rebelión de los divertículos intestinales de can Waterloo. Feroz esta pugna entre los de Puigdemont y los de Junqueras, entre don Carnal y doña Cuaresma.

De lo que hemos dicho se infiere que han fracasado estrepitosamente quienes trazaron la orden taxativa de negar el pan y la sal a los socialistas, también fautores del artículo 155; igualmente podemos hablar del fracaso del diseño que hicieron algunas covachuelas de convertir el municipalismo en el peón de brega del independentismo. Un fracaso colectivo que en el segundo Maragall alcanza la más significativa concreción. Más todavía, han sido los de Iceta quienes han elaborado el machiembrado de una versátil política de pactos, que le permiten recuperar una cierta parte del territorio perdido.


Así las cosas, digamos que sigue existiendo un fuerte potencial de sentido común en Cataluña.  En todo caso el panorama está cambiando: el independentismo y la Brigada de Brancaleone se asemejan cada vez más.




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