«Para
hacer algo grande es necesario valer mucho y, además, es necesario ser heredero
de algo grande y fuerte», dejó enseñado Goethe. Este
hombre sabía de qué hablaba. Yendo por
lo derecho: el sindicalismo y el movimiento feminista valen mucho, son grandes
y herederos de algo grande y fuerte. Por ello se disponen a hacer algo grande:
el día 8 de Marzo en los centros de trabajo y en
la plaza pública. Digamos con aquel Rubén amigo: «ya suenan los claros clarines».
La
novedad de este año es la convocatoria de dos horas de paro en cada turno del
centro de trabajo y estudio. Lo de siempre será la reedición de gigantescas
movilizaciones de masas en las calles y plazas de la piel de toro. La
convocatoria de huelga es una muestra de coraje y pasión razonada del
sindicalismo confederal. Y tal vez se explique por el importante acceso de
mujeres a puestos de dirección en el sindicalismo. No es algo solamente
cuantitativo, lo es también de una cualidad que ha venido para quedarse y
ampliarse.
Mucho
se juega el sindicato en esta convocatoria. Como mínimo: la apertura de un
nuevo ciclo de derechos sociales para las mujeres dentro y fuera del ecocentro
de trabajo, de un lado, y, de otro, la consolidación de un sindicalismo más
general e inclusivo. Por lo que el éxito y la utilidad de la convocatoria será
la participación en dicha huelga. Esta será la responsabilidad del sindicato.
Es cierto que, desde hace semanas, están sonando los «claros clarines». Ahora
bien, hay que seguir organizando la sinfonía coral en el centro de trabajo.
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