La CDU de Angela Merkel ha sufrido
una pérdida de más de 8 puntos siendo el partido que más ha caído. Al mismo
tiempo, los socialdemócratas del SPD, liderados por el ex presidente del
Parlamento Europeo, Martin Schulz, han cosechado los peores resultados de la
historia reciente de Alemania. El tercer dato relevante de estas elecciones es
la irrupción en el Parlamento federal (Bundestag), por primera vez desde la
Segunda Guerra Mundial, de un partido de extrema derecha, xenófobo y
ultranacionalista, Alternativa por Alemania.
De hecho, AfD se ha convertido en la
tercera fuerza, logrando más de un 12% de votos (hasta ahora tenía un 4,7%).
Con sus 94 escaños (de un total de 709), el partido de ultraderecha pude dificultar
mucho la convivencia parlamentaria. La izquierda (DIE LINKE) ha experimentado
un ligero aumento de votos y escaños.
Pero sin duda, el gran perdedor de
estas elecciones ha sido el SPD. Parece que finalmente, Martin Schulz no ha
representado el revulsivo que buscaban los socialdemócratas alemanes. El
discurso de fuerte contenido social en el que Schulz centró inicialmente su
campaña, no ha sido suficiente en un país en el que cuestiones como las
relaciones con Turquía, o los refugiados, han centrado la campaña electoral.
En todo caso, Martin Schulz no es el
único responsable del descalabro del SPD. La socialdemocracia alemana todavía
no se ha recuperado de las consecuencias de las reformas, de corte liberal,
adoptadas por Gerhard Schröder en el primer quinquenio del 2000, en la conocida
como Agenda 2010, muy criticada en su momento desde la izquierda y también
desde el movimiento sindical.
Por otra parte, Merkel no sólo ha
tenido que hacer frente a la crisis de los refugiados y a los problemas con
Turquía, se ha enfrentado a un creciente empobrecimiento de amplios colectivos
de trabajadores en un país que, si bien, cuenta con tasas de desempleo bajas,
la precariedad ha aumentado hasta afectar al 30% de la población asalariada.
CCOO siempre ha denunciado la forma
en que la Unión Europea ha abordando la crisis de los refugiados. En opinión
del sindicato, si la situación se hubiese afrontado desde la perspectiva de los
Derechos Humanos y el respeto a la legislación internacional, con mensajes
claros y pedagógicos, en lugar de alertar contra los riesgos para la seguridad,
el empleo y la cultura europea, los partidos fascistas, xenófobos y anti
europeístas, hubieran cosechado resultados más discretos.
Ahora, la atención se centra en
la formación de gobierno. Está claro que los 246 escaños obtenidos por la CDU
no son suficientes para gobernar, y el SPD ya ha dicho que no están dispuestos
a reeditar la “Gran Coalición”. El problema es que tampoco es suficiente con
los 80 escaños de los liberales de la FDP, que vuelven al Budestag después de
cuatro años ausentes, y que ya han confirmado su apoyo a Merkel. Habría que
sumar a los Verdes que han mostrado sus reticencias a participar en un gobierno
con la CDU y los liberales.
Por último, la incertidumbre sobre el
futuro de Europa con una Merkel debilitada y un Macron muy contestado en las
calles, donde los partidos anti europeístas de extrema derecha ganan terreno y
la socialdemocracia avanza hacia el abismo, es grande y puede dar lugar a
movimientos pocos deseables de los gobiernos europeos.
CCOO lleva tiempo advirtiendo de que
o se produce un cambio profundo en la UE, hacia políticas más sociales, donde
los trabajadores recuperen poder adquisitivo, se ponga fin a la precariedad, y
se lleve a cabo una política sobre los refugiados basada en los Derechos
Humanos, o las consecuencias pueden ser muy graves. En ese sentido, la adopción
el próximo mes de noviembre de un Pilar Europeo de Derechos Sociales, con un
fuerte contenido social y vinculante para todos los Estados miembro, es
fundamental.
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