Permítanme que arrime el ascua a mi sardina. En
muy contadas ocasiones se ha publicado un documento con tanta claridad como
este: Manifiesto para el
acto del día 21 de septiembre en Barcelona. Que se esté de acuerdo con él –o no-- ya es harina de otro costal. Pero lo que
salta a la vista es la ausencia de ambigüedad, confusión o malabarismos
conceptuales. Para satisfacer la curiosidad de los lectores hay que decir que
el redactor en jefe ha sido Isidor Boix, «gloria y
flagelo» del viejo PSUC de antaño, que ha tenido que lidiar con un grupo de
discutidores muy puntillosos.
Un atento Salvador López Arnal analiza
detalladamente dicho Manifiesto (1). Por mi parte –interesada,
ciertamente-- saco estas conclusiones
provisionales: 1) se trata de un documento que, partiendo de unas premisas
determinadas, propone líneas de acción para ahora mismo; y 2) sugiere unos
predicados de largo recorrido, sabiendo que el problema que aborda va para
largo.
Este Manifiesto tiene un elemento de distinción
con otros que, afortunadamente, se están prodigando estos días. No se queda en
la contingencia del día 1 de Octubre; es una contingencia muy importante, por
supuesto. Esa contingencia es muy importante, pero que el Manifiesto 21 de
Septiembre la sitúa en función del elemento troncal: el no a la independencia
de Cataluña. Más todavía, el documento habla con esta claridad: «Consideramos que es necesario un efectivo
proceso democrático de participación también en la negociación de las
consecuencias sociales, políticas y eventualmente legislativas de su resultado,
evitando toda tentación de unilateralidad. Una negociación en la que
consideramos necesario que se exprese de nuevo la unidad y solidaridad de la
clase trabajadora del conjunto de España». Como quien indica que la solución
del problema no debe ser obra exclusiva de la sala de máquinas de los partidos
políticos.
En resumidas cuentas, el Manifiesto tiene esas
características. Lo que no equivale a que sea necesariamente mejor que otros
documentos también muy importantes. Pero una cosa es clara: procura no dejarse
nada en el tintero.
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