sábado, 15 de octubre de 2016

Pablo Iglesias y la huelga general




Pablo Iglesias el Joven no debe jugar con algo tan serio como una huelga general (1). Es más, debería sacar lecciones de lo intempestivo de algunas de sus frecuentes intemperancias. Y también necesita templar esa puñetera manía de decirles a los demás lo que deben hacer. Por lo demás, empieza a ser harto molesto el tono imperativo de sus exigencias.

Una huelga general no es una broma, ni debe salir de un pronto. Más todavía, una huelga –sea general o en cualquiera de sus formas--  no es algo contingente al servicio de la política. Menos todavía de unos intereses partidistas, aunque estos sean legítimos. Por lo demás, si Podemos quiere ser una organización de masas, debería evitar el contagio sobrevenido o no de la concepción libresca de los grupúsculos. Vale.  


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