Soraya Sáenz
–me ahorro el aristocrático de Santa María— ha declarado que quienes han pedido
la comparecencia del ministro Guindos
–también me ahorro su hidalgo de-- en el Pleno del Congreso de los Diputados,
por aquello que ustedes saben, lo que desean realmente es hacer precampaña
electoral. De donde cualquier estudiante de primero de Silogística sacaría esta
conclusión: «Ergo habrá terceras
elecciones». O sea, no era un infundio que el hombre de Pontevedra las tiene en
la chistera, disfrazadas de conejos para no infundir sospechas.
Así las cosas, después de
publicitar la indignación que suscita la incapacidad de las fuerzas llamadas
«del cambio» para ponerse de acuerdo y formar gobierno, tengo para mí que vale la
pena dejar de lamentarse. Prepárense para la nueva convocatoria y salga el Sol
por Antequera y póngase por donde quiera.
Ahora bien, el astuto Arriola afirma que Mariano alcanzará los 150
diputados en esa nueva consulta. Sólo el astuto y su señora, la ex de todo, Celia Villalobos, conocen
el fundamento real de tan arriesgada predicción. No obstante, un servidor no
está en condiciones de llevarle la contraria. Los principales de la oposición,
con sus pizpirigañas de toponomástica política, sabrán qué conviene. Desde
luego nos falta memoria para recordar cuándo la oposición desperdició tantas
ocasiones como desde hace un año. Algunos de ellos se regodearon exclamando que
Rajoy tenía los días contados; ahora se empeñan tesoneramente en que el hombre
de Pontevedra tenga los siglos contados.
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