«Si nos tenemos que tragar lo que hemos dicho
hasta ahora, nos lo tragaremos», ha manifestado desenfadadamente Juan Carlos Girauta que, como es notorio, es uno de los primeros parroquianos de Ciudadanos (1). Pues bien, se me ocurren dos cavilaciones de urgencia: una, amplias
tragaderas deben tener los seguidores de Albert Rivera, porque ni siquiera Rabelais atribuye a
Pantagruel un buche de tan colosales dimensiones; otra, por lo menos el
caballero Girauta nos ofrece una explicación de castiza rectificación que tiene
la virtud de ser entendible por académicos y peones camineros, talabarteros y
gente del bronce. Ciertamente, tan descomunal gula aparentemente sobrevenida
tiene no pocos antecedentes que, en aras a la brevedad, no relataremos. Lo que
sí es realmente nuevo es su reconocimiento público, aunque tal vez sea un
ejemplo de la relación entre vieja y nueva política. Y una constatación de la
certeza del viejo refrán castellano: una cosa es prometer y otra dar trigo.
Pues bien, la doctrina Girauta tiene otra
consecuencia: nunca debe creerse a quien promete lo que sea. Ni siquiera al que
sobriamente dice que hará lo que se pueda. La respuesta no es otra que la que nos
enseñó Jarabe de Palo con su «Depende». En todo caso, nos procura otra consideración: tenemos
tragaderas para deglutir lo que hemos dicho hasta ahora, lo que diremos ahora
mismo y lo manifestemos mañana y a partir de mañana. Que es lo mismo que
pontificar así: nuestra credibilidad de ayer (que nos la pasamos por el sobaco)
anuncia la credibilidad de hoy (que nos la pasamos por las ingles), y la credibilidad
de mañana (que nos la pasamos por la cruz de los leotardos) es la conclusión de
lo que hemos dicho hasta la hora presente. Tenemos tragaderas para eso y para
más; Pantagruel y yo somos así, señores y señoras.
Así pues, el Pacto de la canícula (Rajoy – Rivera) tiene otra vertiente, más
antropológica que política, esto es, cuántos kilos de bicarbonato comporta la
pantagruélica digestión de tanto sapo, no sólo a los parciales de Rajoy sino
también a la de Rivera. Finalmente, deseamos al pantagruélico Girauta que los
ardores de estómago le sean llevaderos.
(1) http://www.eldiario.es/politica/Girauta-tragar-dicho-ahora-tragaremos_0_546645398.html
(Dispensen lo de las mayúsculas. No es por narcisismo sino por incompetencia. Mañana lo arreglaremos)
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