En la foto, Bruno Rizzi
Esta no es una pregunta
inocente: ¿dónde está el centro de la decisión en aquellas coaliciones
políticas que dan cobijo a un
determinado número de partidos? ¿Está en los necesarios acuerdos por arriba
–esto es, en las direcciones de los partidos que conforman dicha coalición— o
en un lugar imprescindible, unitario, donde la decisión se toma autónomamente,
esto es, en la asamblea? Una respuesta cauta podría ser: mientras se es
coalición, no hay más remedio que tomar las decisiones (al menos, las
importantes) como acuerdo de las cúpulas de sus componentes? La respuesta más
audaz –no tiene que ser necesariamente la más conveniente— sería: los acuerdos más
importantes serían tomados en un consejo general o asamblea representativa de
la coalición, mediante reglas escritas vinculantes.
En el primer caso, entiendo la
cautela. Ahora bien, ¿durante cuánto tiempo? Porque, de no precisarlo con
cierta aproximación política, la necesaria cautela se iría convirtiendo en una
actividad rutinaria que se iría transformando en cabildeos y apaños cupulares
sin vinculación alguna, incluso con el activo
de la militancia de cada grupo. No se trata de una abstracta tendencia a la
burocratización de matriz weberiana sino el resultado de instalarse en lo
acomodaticio y en la vida muelle que fatalmente se convierte en el verticalismo
del líder. Dígase con claridad: también estas coaliciones tienen el riesgo a
degradarse, a la burocratización. Sería una estupidez pensar que ellas están
inmunizadas de ese virus. En cierto modo, Bruno Rizzi (La
burocratización del mundo, Península 1977) ya nos avisó que, en menos que
canta un gallo, la burocratización se mete en el tuétano. Por ejemplo, la propuesta de ayer mismo de Íñigo Errejón que
inmediatamente ha hecho suya el mismísimo Pablo Iglesias: que una personalidad independiente forme gobierno. Es
una miaja de burocratización, entendida ésta a como la concebía Rizzi.
Aunque esa posibilidad –la posibilidad
de que una persona que no es diputado pueda ser presidente del gobierno-- está
prevista en la Constitución, dicha por un alto dirigente de Podemos es un
soberbio dislate. Es decir, después de toneladas de teoría sobre el
empoderamiento de masas y, a pocas horas del cierre de los colegios
electorales, Errejón y Pablo Iglesias ponen encima de la mesa tan extraña hortaliza. O sea, tres cuartos de lo mismo de
lo que planteó Giorgio Napolitano que,
finalmente, consiguió que Mario
Tronti fuera investido presidente del gobierno italiano. Lo que motivó
una fundada crítica de Podemos y otras fuerzas de izquierda.
La propuesta de la dirección de
Podemos tiene además un cuarto de quilo de tecnocratismo, porque a las primeras
de cambio, inmediatamente de un proceso de elecciones, hurta a la política de
ser política y a los políticos de hacer política. Es como si los estudiantes de
Matemáticas, ante la dificultad de resolver una ecuación diofántica, enviaran
el problema a que lo resolviera el maestro armero.
Postata. Estaría pensando en las Batuecas cuando puse Mario Tronti; es como me han indicado diversos amigos Mario Monti. Disculpen.
Postata. Estaría pensando en las Batuecas cuando puse Mario Tronti; es como me han indicado diversos amigos Mario Monti. Disculpen.
2 comentarios:
Mario Monti maestro. Mario Tronti es el verdadero fundador- más que Panzieri - del operaismo italiano...
Cierto. En ese momento estaba yo en Babia. Muchas gracias.
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