En este
ejercicio de redacción propondré que el sindicato tenga una actitud tan prolífica
como la de los viejos hidalgos de bragueta. No se espanten, el Diccionario de la Real Academia de
la Lengua Española
definía el hidalgo de bragueta así: «Padre que, por
haber tenido en legítimo matrimonio siete hijos varones consecutivos, adquiría
el derecho de hidalguía». Cierto, es una definición machista que no me consta
que los académicos la hayan cambiado o eliminado. Póngase, en todo caso, el
acento y el tesón prolífico del caballero que no ceja en su empeño hasta
conseguir el estatuto de la hidalguía. Convengamos, pues, en que el sindicato
debe ser «prolífico». Lo que viene a cuento por lo que se verá a continuación.
Sí
ustedes clican en http://www.1mayo.ccoo.es/nova/files/1018/Informe109.pdf verán un trabajo que publicó en su día Giorgio Cremaschi, La
ideología del postfordismo y la realidad de la explotación moderna, traducido primorosamente al castellano por Javier Aristu. La cosa va de lo siguiente: en 2007 la Fiom , el principal sindicato
de metalúrgicos de Italia, perteneciente a la Cgil , llevó adelante una encuesta entre los
trabajadores, sindicados o no, del sector industrial; al final del proceso se habían
recibido 96.607 respuestas a un cuestionario amplio y muy detallado. No se
corten y, por favor, lean el trabajo de Cremaschi. Digamos, pues, que la FIOM puso en marcha un
trabajo prolífico.
De manera
repetida Ignacio Fernández Toxo ha insistido en
la necesidad de «repensar el sindicato», y en ese afán debería implicarse toda
la organización (1). Desde luego, en tan importante tarea le acompañará
modestamente este blog con las aportaciones de quien quiera tirarse al ruedo.
Ahora bien,
para que la labor sea de regadío conviene acudir a la famosa máxima «conócete a
ti mismo», atribuida a Sócrates (según unos) o a otros sabios griegos (según
algunos). Esperamos que el profesor Gregorio Luri
nos aclare de quién nació tan sensata propuesta. En todo caso, soy del parecer que conocerse a
sí mismo es una condición necesaria para proceder al necesario repensamiento
del sindicato. Y una de las maneras de llegar a ese saber podría ser una
encuesta similar a la italiana. O el cambio estructural pasa por conocer a
fondo la topografía de cómo son y están los asalariados en el ecocentro de
trabajo o todo quedará en un desiderátum abstracto. Y todo quedará en un churro, también llamado
(en la Vega de
Granada) tejeringo.
(1) Reivindicarnos y repensarnos: sindicalismo,
trabajo y democracia: http://www.ccoo.es/comunes/recursos/1/1075266-Reivindicarnos_y_repensarnos__sindicalismo,_trabajo_y_democracia-Toxo_y_Lezcano.pdf
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