miércoles, 17 de noviembre de 2021

Socialistas, Comunes y don Quijote


 

Los socialistas y los comunes han votado en el Ayuntamiento de Barcelona no erigir un monumento a don Quijote, bien acompañados por los de Esquerra Republicana de Catalunya. No lo entiendo por muchas vueltas que le dé a mi cabeza, posiblemente porque no pasan en balde mis años.

No conozco ningún caso de, pongamos por caso, que en Alemania, Italia, Francia e Inglaterra ningún ayuntamiento haya negado algo similar a Goethe, Dante, Voltaire y Shakespeare.

Podría entender los motivos de los independentistas –aunque no veo una relación lógica entre ser tal y negarse a  un homenaje a Cervantes— pero no encuentro razón o motivo para que socialistas y comunes hayan votado en contra. Aunque solo fuera porque el mayor elogio que se haya hecho a la ciudad vino de la pluma del autor del Quijote: Barcelona, «archivo de cortesía». (Ahora, un servidor podría decir almacén de estúpidos y hato de pijos).

Yo tenía a los socialistas de Barcelona por gente aproximadamente razonable, pero ese voto me ha dejado tieso; de los Comunes solo hablaré delante de mi abogado.

Ni socialistas, ni comunes han argumentado que la propuesta, que venía de Ciudadanos, era para que ellos se tragaran el sapo de votar a favor. Porque, entonces, habrían tenido que recordar que muy gustosamente aceptaron el voto alimenticio de Manuel Valls que hizo alcaldesa a Colau. Los argumentos del rechazo son de una cutrez diplomada. En síntesis, asombro ante el pusilánime Collboni y estupor frente a Colau. Ahora se está en esta fase: no molestar a los independentistas.

Por cierto, les recomiendo una singular tasquilla en Madrid –callos, cocido y otros frutos de la tierra--  a la mitad de la calle Poeta Joan Maragall.   Aunque hay quien dice que los mejores callos están en el figón de la calle Jacinto Verdaguer.  

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