(Borrador, a cosica hecha incompleto,
para amigos)
Ya he votado. Esta noche veremos
qué dice el personal. Del colegio electoral a casa me ronda por la cabeza lo
que viene a continuación.
Soy de este parecer: el sujeto
que está en mejores condiciones para poner las primeras costuras de la
reconstrucción de Cataluña es el sindicalismo confederal. Porque la cuestión
política separa a los asalariados, mientras que lo social les une. Dicha separación
no debe verse en clave negativa, pues al fin y al cabo es una expresión más del
pluralismo de la sociedad.
Muchas son las razones que
demandan la reconstrucción de Cataluña: de un lado, la fortísima fractura –o
más bien, ruptura-- en, como mínimo, dos
grandes bloques, que tiznan la tradicional idea de «Catalunya, un sol poble»
hasta hacerla irreconocible; de otro lado, los enormes estropicios en los
terrenos económicos y sociales que se han producido, especialmente en los
sectores menos favorecidos, por la subalternidad del conflicto social con relación
a la cuestión política.
Esta Cataluña, dividida en
bloques irreconciliables, tendría fuertes repercusiones negativas, también, en
la condición asalariada. El vínculo social, unitario, de la condición
asalariada se debilitaría y estaría al albur de movimientos corporativos que
desagregarían, todavía más, la fuerza del conjunto asalariado, en todas las
tipologías del trabajo heterodirigido. Insisto: el sindicalismo confederal está
en mejores condiciones que nadie para reconstruir una nueva unidad social como
hipótesis de la reconstrucción de Cataluña, que se reclama. No es una certeza, sino una propuesta.
Francamente, no veo otro sastre
más idóneo para coser medianamente bien todos los retales y conformar un traje
nuevo. Antaño lo supo hacer.
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