El rey Artur está callado. ¿Qué
tendrá el rey Arturo? En efecto,
Artur Mas, otrora plenipotenciario de Cataluña, está debajo de las
piedras. A su hombre de máxima confianza, Germà Gordó, la Justicia le está apretando las
clavijas. El Tribunal Superior de Justicia de Cataluña está cercando a este
Gordò, que fuera Consejero de Justicia.
Gordò ha sido imputado por sus
actividades en el famoso caso del Tres por ciento, vale decir, por la financiación
irregular –irregular, conocido eufemismo de meter la mano do no corresponde-- de su partido, la vieja Convergència Democrática de
Cataluña, dirigido por Jordi
Pujol y, después, Artur Mas con mano de hierro. Un inciso: mientras con
una mano se iba rebañando dinero negro, con la otra se imponían los recortes en
todas las partidas sociales de los Presupuestos de la Generalitat, que fue una
práctica pionera en España.
Artur Mas, decimos, calla tras
dicha imputación y tras ser obligado este Gordò a dejar el escaño convergente y
pasar –se supone que tras pacto previo--
al Grupo Mixto. Un tipo listo. Un tipo que, tras rebañar suculentas mordidas, proporcionó a su partido un
enorme caudal financiero. Otro que coadyuvó a transformar la sedicente cultura
calvinista de Cataluña en puro y duro barcenazgo. Un elemento que los paisanos
de su pueblo conocían con el sobrenombre de El Príncipe de las Tinieblas.
Brillante mote que desmiente que los apodos más plásticos están en Santa Fe, capital de la Vega de Granada.
En esta ocasión, cuando el
Príncipe acuda al Palacio de Justicia, es previsible que no contará con
comitiva de acompañamiento. El rey Artur pretextará un viaje a Macondo. Sus
viejos cofrades se disfrazarán de almogávares para no infundir sospechas. A
pesar de que la recaudación del famoso Tres por ciento llenó las arcas
convergentes, el Príncipe acudirá solo y con sus tinieblas.
El partido heredero de dicha
fortuna ha exigido y conseguido la dimisión del Príncipe de su grupo
parlamentario. Quien cucamente se ha trasladado al Mixto. Pero ¿y el parné? ¿No
se devuelve al parné a quien corresponda? ¿Se lo quedan tan ricamente los
herederos?
El rey Arturo calla, pero siente
que el aliento de la Justicia le zumba en el cogote.
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