El lema de este blog es: "Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquíloco).
martes, 27 de junio de 2017
Jeremy Corbyn, la estrella del festival de Gladstonbury
Querido José Luis, lo nunca
visto en un festival de música este fin de semana pasado en Gladstonbury.
Decenas de miles de jóvenes aplaudiendo y gritando «Oh, Jeremy Corbyn», el estribillo de Seven Nation Army, de White Sripes
cuando apareció el “joven” Corbyn. Ya te puedes imaginar que Claire y yo éramos
las personas más maduras de tan importante concierto. No recuerdo otra
situación parecida en toda mi vida. Hablando con mi mujer nos acordamos de
aquella anécdota que nos contaste en Pineda de Marx. La ovación que recibió Palmiro Togliatti en aquel recital de Rita Pavone cuando ésta se sentó en el
regazo del viejo dirigente comunista y, micrófono en mano, cantando aquello
de Datemi
un martello.
No me consta que aquel recibimiento estuviera
previsto. Aquello fue una emoción instantánea de alto voltaje. Y, desde luego,
tiene mucho que ver con la «conexión sentimental con la gente», que dijera Antonio Gramsci. Toda una novedad con un viejo político, Corbyn, a quien las vacas
sagradas del Labour calificaron groseramente de vejestorio y hoy corren a
lustrarle los zapatos. Aquellos jóvenes incluso le obligaron a subir al
escenario y dirigir unas palabras al auditorio. Insisto, lo nunca visto.
Podría decirse, querido amigo, que esos son
los nuevos mimbres que dispone Corbyn para darle un baldeo al Reino Unido.
Empezando, claro está, por el Labour.
Los jóvenes parecían decir que Corbyn «es uno
de los nuestros». ¿Qué dirigente político europeo puede contar con esa potente
simpatía? Vale la pena recordar una
obviedad: la explosión de afecto hacia el viejo
Corbyn no se ha producido en un acto político, de partido. Se ha dado en uno de
los recitales de música más significados del mundo en Glastonbury, llamado
afectuosamente Glasto.
Podría ser, tómatelo como una suposición, que
ese masivo cántico, Oh, Jeremy Corbyn,
haya sido la venganza de una juventud harta de que sus padres votaran a Tony
Blair y sus hijuelas. Sea como fuere, me cabe la alegría de haber estado en
Glasto y de poder contártelo.
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