El
terror ha vuelto a sacudir a Afganistán. Al menos 90 personas murieron y 463
resultaron heridas un atentado con coche bomba perpetrado el pasado miércoles
en una zona de alta seguridad de Kabul, cerca
del Palacio Presidencial, donde se encuentran varias embajadas y edificios del
Gobierno, según el último balance del gobierno afgano. Se trata del atentado
más sangriento que ha sufrido el país en los últimos 15 años. Sin embargo, los
medios de comunicación de nuestro país dan la noticia de manera administrativa.
Cuatro pinceladas para cubrir el expediente. Para que no se diga.
Las
vidas humanas no tienen el mismo precio según sea el lugar donde se cometa la
barbarie. Sin embargo, el terror es el mismo. De esta manera nunca se podrá
establecer un vínculo sentimental entre las ciudadanías de Oriente y Occidente.
Precisamente cuando es suficientemente conocido que la mayor cantidad de
víctimas son de Oriente. De este modo, sostengo, será muy difícil librar una
batalla común contra los terroristas. Debo decir que también las llamadas redes
sociales tienen un comportamiento similar.
Debo
decir que también en esto existe una política –y peor aun una cultura-- de campanario. Mientras que el terrorismo es
global. Vamos mal.
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