Como si no tuviéramos suficiente
con las encuestas que nos vienen de Norteamérica, el CIS no quiere quedarse
atrás y nos presenta la suya propia. Ya que todos ustedes están al tanto de la
misma, paso a comentar y sacar las aproximadas conclusiones de la cartografía o
barómetro del mes de Octubre.
El Partido Popular no sólo se
afianza como primera fuerza política sino que incrementa su adhesión electoral.
Podemos se pone encima de los socialistas. Estos siguen en Luna menguante.
Ciudadanos –ni fu ni fa-- sigue
perdiendo apoyo. ERC vuelve a consolidarse por encima de la vieja Convergència,
hoy llamada PDECat. Esta es la cartografía de brocha gorda.
¿Qué conclusiones –aproximadas,
hemos dicho-- estamos en condiciones de
proponer?
Primero.-- Que la ciudadanía, ahora, penaliza más la incoherencia y la bronca
interna que la corrupción.
Segundo.— Podemos, en efecto, ha
dado un coyuntural sorpasso al PSOE.
Pero sólo incrementa su porcentaje en unas escuálidas siete decimas, lo que
todavía no es suficiente para hablar de tendencias consolidadas. Cuestión diferente
es si Pablo Iglesias El Joven venderá o no la gallina como si fuera un pavo
real.
Tercero.-- El PSOE está pagando el pato de los meandros de
su línea política en torno a la investidura y de la torpeza antes, durante y
después de Ok Ferraz.
Podría ser que un amplio sector de votantes del viejo partido viera con
estupefacción el comportamiento, rayano en lo grupuscular, de las altas
instancias dirigentes.
Cuarto.-- Ciudadanos –el partido ni fu ni fa— sigue perdiendo
gas. Parece ser que la innegable expectativa que provocó en diciembre del año
pasado ha entrado en una fase de estancamiento. Una explicación posible es que
sus mesnaderos han entrado en una fase de agotamiento. Y sus aparentes
picardías de niños bitongos no son suficientes para conseguir una identidad
medianamente definida. Dicho con educación: están al borde de convertirse en un
partido de chichinabo.
Quinto.-- De esta encuesta es remarcable el resultado
de una organización y del líder que la encabeza. Concretamente, En Comú y Xavier Domènech. En Comú, una confluencia de
Podemos, aparece como la formación catalana más votada, y Xavier Domènech surge
como el político más valorado de la escena española.
Que un político catalán figure
en ese pedestal es una novedad. Y más
novedad lo es, todavía, que sea un político de izquierdas quien ocupe dicho
lugar. No recuerdo una situación así durante los años de democracia en España.
Y yo me digo: ¿qué tiene este Domènech
que ha provocado esa anomalía? Apunto
los siguientes elementos: un carácter ponderado en medio de esta zahúrda de la
política española, vale decir, un punto de vista templado muy lejos de las verbosidades
al uso; una pedagogía digna del mejor encomio, sin la menor pontificación
libresca. Fondo y forma. Del que deberían aprender sus asociados. O quizá haya
otro elemento: Domènech es profesor de Historia y, posiblemente, ha sacado
conclusiones de aquellos momentos en los determinados políticos tenían más aire
en el pecho que neuronas en el cerebro.
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