¿Se está produciendo un meandro en la
estrategia de algunos dirigentes políticos secesionistas catalanes,
concretamente en la cúpula del partido de Artur Mas, presidente en funciones de
la Generalitat? Para responder, no definitivamente, a dicho interrogante
valdría la pena leer atentamente lo que ha declarado el fiel Franscesc Homs en la cadena de la SER: «lo que me
motiva a presentarme a las elecciones es la apertura de un ciclo de diálogo y
pacto» (1). Homs, como es sabido, es el principal vocero de Artur Mas. Por otra parte, conviene prestar no
menor atención a otra respuesta que da en la misma entrevista: «Tenemos mayoría
para iniciar el proceso, pero no creo que la tengamos para finalizarlo». Que, a buen seguro, habrán despertado no poca
estupefacción en sus socios de la coalición Junts pel Sí que siempre han disfrazado la
gallina de pavo real. Hasta el extremo que un verboso Joan Tardà ha contestado a Homs de esta manera: "déjate de puñetas".
Tanto si es meandro o finta no
conviene echar en saco roto las palabras de este Homs. Representan, sea dicho
con todas las cautelas, una micro discontinuidad en lo que hasta la presente ha
dicho la fuerza política secesionista más importante en el terreno
institucional de Cataluña. Más todavía, es Artur Mas en diferido quien lo ha
dicho.
Ya es sorprendente que se reconozca la extraña
relación entre tener fuerza para abrir un proceso y no disponer de ella para
acabarlo. Es como si un capitán de industria nos dijera que se ve en
condiciones para abrir una gran empresa y simultáneamente se declarara
incompetente para llevarla a buen puerto. ¿Cómo interpretar tan angustiosas y
extravagantes palabras? Cada cual es muy libre de llegar a las conclusiones que
estime oportunas. Por mi parte ofreceré una hipótesis que mostraría la lógica
política de las mismas. En primer lugar, ningún político de la responsabilidad
institucional de Homs va a un medio, sabiendo las repercusiones que tiene lo
que va a decir, sin haberse preparado a fondo y sin la correspondiente chuleta en el cuadernillo de notas.
Nuestro hombre fue a la emisora de radio sabiendo lo que quería decir. Y lo
dijo.
Homs se dirigía a sus parciales. En
realidad lo que podría prepararse –hablo en condicional-- es lo siguiente: mirad hemos llegado donde
hemos llegado; no podemos rendirnos, pero los de la CUP no quieren acompañarnos
y nos boicotean con lo que nosotros no podemos aceptar, es decir, la renuncia a
la presidencia de Artur Mas; y aunque tengamos fuerza para abrir el proceso, no
tenemos la fuerza suficiente en votos para asegurarnos un buen final.
Ahora bien, este Homs ¿se dirige
solamente a su tropa o está enviando una señal a Madrid pidiendo el auxilio de una apertura de negociaciones?
Entiendo que habla en ambas direcciones. Son las ventajas de la lengua bífida.
En todo caso, soy del siguiente
parecer: Madrid no debería desoír ese
lenguaje. En realidad es un llamamiento para que Pécuchet
y Bouvard hablen a calzón quitado (2).
Por supuesto, siempre habrá quien les
diga a Mas y sus adláteres que para empezar un negocio hay que saber cómo
mantenerlo y sostenerlo. Lo que me parece lógico y normal. Pero, dicho lo cual,
hay que aprestarse a empezar el encaje de bolillos. Pensar en el ¡ay de los
vencidos! sería un disparate político
Naturalmente, esta hipótesis que
comentamos tiene enormes riesgos para el partido de Artur Mas. De hecho se
abriría una quiebra –tal vez una ruptura-- de relaciones con Esquerra
republicana, que se
haría con los caladeros electorales de Convergéncia, ya transformada en otra
organización, de un lado; y de otro lado, podría golpear al nuevo partido con
una sonada escisión. Así es que lo que barrunto tiene esas lagunas. Pero,
entonces, ¿cómo interpretar las palabras de Homs?
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