(En
la foto están Pier-Paolo Pasolini y María Callas)
Escribe Tito Ferino
Desde hace
unos meses hay una opinión muy generalizada, especialmente tras la irrupción en
la arena política de Podemos: se ha acabado el bipartidismo. Tal vez, pero
conviene ser cautos, pues echar las campanas al vuelo siempre es arriesgado.
Así es que, como dejó cantado Perlita de Huelva,
«precaución, amigo conductor, la senda es peligrosa». Podría caber la
posibilidad de: una, la gran coalición entre el PP y el PSOE; dos, un
bipartidismo distinto al actual, entre el PP y Podemos.
1.-- La gran coalición no es algo descabellado.
Porque, de un lado, sean cuales fueren los resultados de todo el proceso
electoral de este año, lo más plausible es que el Partido Popular pierda no
pocas plumas; y, de otro lado, también los socialistas verían seriamente
mermada su representación institucional.
Una forma determinada de entender la gobernabilidad por parte de ambos partidos podría llevarles a dicha coalición que, por lo demás, tiene partidarios de alto copete entre los socialistas y no mala prensa en otros sectores del PSOE. Unos y otros tendrían, a su entender, argumentos para justificarla: a) las coaliciones entre la derecha y el SPD que se han repetido en no pocas ocasiones en Alemania; y b) la necesidad de un gobierno fuerte y estable para encarar la cuestión catalana.
Una forma determinada de entender la gobernabilidad por parte de ambos partidos podría llevarles a dicha coalición que, por lo demás, tiene partidarios de alto copete entre los socialistas y no mala prensa en otros sectores del PSOE. Unos y otros tendrían, a su entender, argumentos para justificarla: a) las coaliciones entre la derecha y el SPD que se han repetido en no pocas ocasiones en Alemania; y b) la necesidad de un gobierno fuerte y estable para encarar la cuestión catalana.
2.— No
pongan ustedes las cejas como acentos circunflejos de sorpresa: también es
plausible un bipartidismo entre el Partido Popular y Podemos, sustituyendo al
PSOE en ese menester. De un lado, la organización del joven Pablo Iglesias
ejercería de primer partido de la oposición con la carga simbólica que ello
comporta. De otro lado, el Partido Popular –considerando a Podemos como una
organización más volátil que el PSOE— tal vez tenga en cuenta que los de Pablo
Iglesias se irían deshilachando con el paso del tiempo y los socialistas poco
saldrían ganando de ello. Más todavía, con ese nuevo bipartidismo la
estabilidad de los socialistas quedaría en paños menores y puede que hasta
sufriera una descomposición en taifatos diversos.
3.-- Naturalmente todo está a expensas del proceso
electoral de este año del Señor 2015. Es verdad que las grandes tendencias
indician –sólo indician-- el ascenso de
Podemos y las abruptas caídas de Mariano y Sánchez. Pero el pescado todavía ni
está en la lonja de la subasta ni, mucho menos, está vendido. Y para complicar
las cosas ahí están los duendecillos de D´Hondt para hacer de las suyas. La
cosa, pues, no está ni siquiera líquida sino gaseosa. Y, es más, queda el contexto
que hemos dado en llamar internacional y, concretamente, algo parece moverse en
Europa.
4.-- Una observación final: no se fíen mucho de
estas observaciones, pero por si las moscas no las echen en saco roto.
Recuerden lo que escribió nuestro padre Homero: «Todo es posible si un dios lo maquina». Perdón,
ahora no recuerdo si lo dijo en la
Ilíada o en la Odisea. Se recuerda que Homero no
militó en Syriza.
Apostilla. ¿Qué
juego está reservado a Izquierda Unida? No mucho. A menos que se dejen orientar
por lo que sentenció Dante en aquellos tiempos,
especialmente en el último terceto:
Considerad vuestra simiente:
hechos no fuisteis para vivir como brutos,
hechos no fuisteis para vivir como brutos,
sino para perseguir virtud y
conocimiento.
[Canto XXVI de la Divina Comedia ]
Radio Parapanda.-- Julián Sánchez-Vizcaíno Reflexiones sobre la situación
de IU
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