18 de Febrero: En defensa de las
libertades y del derecho de huelga. Jornada de acción mundial.
(Panfleto argumentado de un viejo)
El derecho
de huelga es sobre todo un instrumento de primer orden tanto para la
autodefensa como para la capacidad propositiva de todos los trabajadores que,
en España, son los propietarios de él. Digámoslo con rotundidad: el conjunto
asalariado –y toda la sociedad— no habría llegado a cotas tan altas de
bienestar si no hubiera dispuesto de la palanca que representa el ejercicio de
la huelga. Su defensa es hoy más necesaria que nunca porque se pretende
consolidar un proceso de ruptura, que viene desde el inicio de la crisis de
2008, del «ciclo largo» de conquistas --en España desde la democracia y en
Europa desde la posguerra.
Los
trabajadores están concernidos a defender uno de sus instrumentos capitales: la
huelga. Porque sin dicha acción colectiva están maniatados y a expensas de todo
acto arbitrario en su contra. Los
sindicatos están obligados a ello. Atención: no sólo los sindicatos
confederales (tanto los llamados mayoritarios como los minoritarios), también
lo están los sectoriales como los profesionales porque sin la huelga se
convertirían, queriendo o sin querer, en sujetos inactivos, subalternos de todo
dominio económico y político extraño, aparentemente amigo o espónsor ocasional.
Digamos, pues, que el derecho de huelga es un derecho “de primera necesidad”. De
ahí que haya que defenderlo con todo tesón e inteligencia. No es sobrado
recordar la frase de aquel celebrado abogado laboralista catalán, Fransesc Layret,
que dejó dicho: «Cuando los trabajadores hacen huelga, no es que no
quieran trabajar, es que quieren hacerlo en mejores condiciones».
Las
históricas movilizaciones por la enseñanza y la sanidad públicas, entre otros
ejemplos, consiguieron una serie de importantes bienes democráticos. Sin el
ejercicio de la huelga no hubiera sido posible. Y sin él tampoco tendríamos
libertades públicas. Digámoslo con claridad y sin altivez: la sociedad tiene
una deuda histórica con el ejercicio del derecho de huelga. Esta deuda debe
pagarse cada vez que está amenazado, saliendo en su defensa. Por supuesto, debe ser el principalmente el conjunto
asalariado –camachianamente hablando: desde los de mono azul hasta los de bata
blanca— desde los centros de trabajo, estudio, investigación y cultura
quien se implique más en esa batalla que tiene un punto de inflexión el 18 de
febrero. Acompañado por los que, como hemos dicho, gozan de los resultados de
las conquistas históricas. Conquistas históricas, decimos, que vienen de
antaño: de un legado que nos han dejado personas de la talla del viejo Pablo Iglesias y Anselmo
Lorenzo, del Noi del Sucre
y Joan Peiró, de Marcelino
Camacho, Nicolás Redondo
y Manolo Zaguirre. Y de todos los dirigentes
obreros del siglo XIX.
Ya hemos
argumentado hasta la extenuación en este blog los motivos que llevan a los
ultras del turbocapitalismo y a los dirigentes del Partido apostólico –con el
degano, el administrador de lo que considera su finca española, Rajoy-- a
criminalizar el ejercicio de la huelga. No insistiremos, por sabidos, nuestros
argumentos. Ni siquiera reincidiremos en que el derecho de huelga es parte
inescindible de las libertades democráticas. Pero si queremos recordar lo uno y
lo otro al conjunto de las formaciones políticas de la oposición. Si hay que
argumentarle los motivos es que algo le falta.
Quiero
hacer, finalmente, una humilde sugerencia: aunque la mayor visibilidad la
tendrán las capitales de provincia, nadie debería obviar que es necesaria la
mayor descentralización de la acción colectiva del día 18, especialmente en
aquellos pueblos un tanto alejados de las grandes ciudades. Entiendo que es
necesario por los siguientes motivos: la mayor agregación de personas al
conflicto y la recuperación del sentimiento de pertenencia emocionada al
sindicalismo, como sujeto que pone en movimiento a las personas de carne y
hueso. Que da ánimos fundados a la
unidad social de masas.
Radio Parapanda. Cosas de nuestra amiga Rossanna Rossanda: http://fondazionepintor.net/rossanda/intervista/gnoli/
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