Los profesores Antonio
Baylos y Jaime Cabeza están sosteniendo una conversación que, hasta la
presente, cuenta con tres entradas muy sugerentes: DEBATES SOBRE LA
HUELGA (I), DEBATES SOBRE LA
HUELGA (II) HABLA JAIME CABEZA y DEBATES SOBRE LA
HUELGA (III) EL MODELO REGULACIONISTA - ESTATAL
No hace
falta decir que se trata de una conversación seria y, dando por sentado su rigor
académico, aseguro que puede ser de una gran utilidad para sindicalistas,
estudiosos y, si se tercia, nuestros políticos pueden sacar, también, útiles enseñanzas.
Pues bien, aprovechando la ocasión me traigo a la colada unas observaciones en
torno a la huelga de estos días en la radio y televisión catalanas. Se trata de
un conflicto que, al igual que en anteriores ocasiones, está siendo seguido masivamente
por las plantillas. Sin embargo, tanto la televisión como la radio siguen
emitiendo con programas enlatados:
películas (no programadas) y reportajes emitidos tiempo ha. El espectador sabe
que hay un conflicto, porque las emisiones están acompañadas de una leyenda que
declara: «El comité de empresa informa que …». Pero el caso es que los «brazos
están caídos», como se decía en mis tiempos, mientras las máquinas siguen
emitiendo. Lo que significa que la huelga en estos medios tiene esa (paradójica)
singularidad bien diferente a la de los sectores industriales, donde si los
brazos están caídos no funcionan las máquinas. Sobre ello he escrito en otras
ocasiones, por lo que no es conveniente repetirse. Dejemos, sin embargo,
constancia de que existe la mencionada singularidad.
Es una
diferencia que, en todo caso, merecería más atención que la prestada hasta
ahora por el sindicalismo confederal y por los sujetos convocantes del
conflicto en estos medios de comunicación. Por ejemplo, sacar conclusiones de
que la innovación tecnológica –tras golletazo
que inició la huelga general del 14 de diciembre más famoso de la historia del
sindicalismo español-- puede abrir
oportunidades para ejercer el conflicto social y, a la vez, interferir
poderosamente la resonancia del conflicto. Esta interferencia –se hace la
huelga, pero el medio sigue emitiendo— se concreta en un conflicto demediado,
que raya en el oxímoron.
En esa
tesitura ¿no sería una buena idea que los usuarios (telespectadores y oyentes)
se incorporaran al conflicto absteniéndose de sintonizar dichos medios cuando
sus empleados están ejerciendo del derecho de huelga? Más todavía, parece obligado
entrar a calzón quitado en esta discusión. Por ejemplo, ¿sería conveniente que
hubiera una disposición que fijara que, cuando se ejerce el conflicto en los
mencionados medios, estuviera sólo una foto fija y no se emitiera absolutamente
nada?
Llamada de socorro a la juventud iuslaboralista –pongamos que hablo de la cofradía de
Baylos y Aparicio, Paco Trillo y Eduardo Rojo, Perez Rey y Sanguineti, Luis
Collado y María José Romero Rodenas-- ¿no sería conveniente que se pensara en
cómo enhebrar una dogmática jurídica capaz de sobrepasar la «singularidad» de
la huelga en tales sectores? Ciertamente,
la palabra la tiene el sindicato: Hic Rhodus, hic salta. A
mis ochenta años no doy para más.
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