La
norteamericana Chrysler se ha quedado con el cien por cien del paquete
accionarial de la italiana Fiat hace unos días. La nueva sociedad, a partir de
ahora, tendrá la sede social en Holanda y la sede fiscal en el Reino Unido y,
rizando el rizo, cotizará en la bolsa de Nueva York. Pregunto: ¿sacarán sus
pertinentes conclusiones las izquierdas políticas y sociales? Lo iremos viendo.
Esperemos, sin embargo, que no sigan bostezando como lo hicieron cuando la
compañía de aviación Iberia pasó a otras manos o la Volvo se hizo
metafóricamente china (cosa que le ocurrió antes a Motorola), o –mucho antes,
hace más de dos décadas-- cuando la SEAT dejó de bailar sardanas
para ser engullida por la
Volskwagen.
El mundo de
la empresa ha dejado de ser nacional para transterrarse. Y sin embargo la
política (en general y la izquierda en particular) se mantiene tartamudeando en
el campanario. Como expresión más abigarrada de ello están las diversas
genealogías de nacionalismos políticos que, con sus evidentes matices,
coinciden fundamentalmente en la misma praxeología: en que sus camas tienen
cuatro esquinitas, «cuatro esquinitas tiene mi cama, cuatro angelitos que me la
guardan». Digamos, pues, que «algo sucede» como dejó escrito José Agustín
Goytisolo. Que, en nuestro caso, sería más atinando expresarlo así: algo viene
sucediendo desde mucho tiempo atrás.
Algo viene sucediendo: el capitalismo se adopta como
la aplicación de una doctrina y no como un ensayo de evolución histórica a través
del ensayo y el error. «Algo sucede»: la legitimidad de la política asediada,
cuando se resiste a ser cooptada, por la autolegitimación de la empresa y del
sistema. La legitimidad de la política,
a pesar de todos sus defectos, que es susceptible de democratización, de un
lado, y el dinero que no lo es, según diáfana manifestación de Jürgen Habermas La constelación postnacionalista (Paidós,
página 105).
Simultáneamente la izquierda mayoritaria o bien se
instala en las cuatro esquinitas de su cama, cada vez más ubicada en su pequeño
campanario; o bien, aprovechando que la tarde languidece y renace la sombra,
resucitan el pasado á la Rienzi; llamo la atención del artículo de Alberto Asor Rosa
La revolución moderada y el nacimiento de un político nuevo (1). O, más todavía, ahí
está esa izquierda escindida entre lo que predica y lo que hace.
Esquemáticamente:
el sistema es global, fuertemente ideologizado; mientras, las izquierdas se
instalan, unas, en una especie de homeopatía paliativa, otras, disfrazando los
golpes de sus derrotas con las profecías de sus victorias futuras, que diría
aproximadamente el famoso barbudo de Tréveris en el capítulo III de su Dieciocho de Brumario de Luis Bonaparte.
Hay que
salir de ese campanario antes de que sea demasiado tarde.
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