La situación económica vuelve a
tener muy mala pinta. Todo indica que vuelve a llover sobre mojado. En estas
condiciones quienes podrían formar gobierno de signo progresista deberían dejar
el toreo de salón que se llevan desde que Pedro Sánchez
fue encargado de organizar su investidura. Pues no están los tiempos para
chicoleos de estética hojalatera. O gobierno progresista o, la peor opción
posible para salir de este laberinto, convocatoria de nuevas elecciones. Pues
esta situación de intermedio pantanoso agravaría más la tormenta que parece avecinarse
en el inmediato horizonte.
Entiendo que ya es la hora de
abandonar todo tipo de indefinición. Y más concretamente me parece que Sánchez,
que ha asumido con valentía el encargo del Jefe del Estado, debería precisar cuál
su socio preferente, porque el parte meteorológico anuncia nuevas tempestades.
Por lo demás, soy de la opinión que Podemos
debería dejarse de mermeladas y meterse en harina. Porque cuando vienen las
cosas mal dadas es el momento de dar la talla y asumir las consecuencias. En
definitiva, ha llegado la hora de que los diversos actores digan qué opción
elevan a definitiva, sabiendo que la convocatoria de nuevas elecciones –que dejaría
la actual diapositiva parlamentaria casi
igual— puede representar un peligroso
«coste de oportunidad» para enfrentarse al parte meteorológico. Bien lo saben Toxo y Cándido
que, con buen criterio, están interviniendo discretamente en la formación de un
gobierno progresista, conscientes de que en esta ocasión no pueden dejar de
sugerir soluciones, por imperfectas que sean.
No es normal que el sindicalismo
confederal intervenga en estas cuestiones; es más, ni siquiera es recomendable.
Pero el problema no es, por así decirlo, académico, porque la situación no es
normal. De manera que esa discreta mediación que están haciendo, al margen de
toda tradición sindical, es necesaria. Por
supuesto, es una mediación interesada de buenos componedores. Digamos, pues,
que si se mantiene el darse achares los unos a los otros los actuales
nubarrones acabarían convirtiéndose en tempestades. Oído, pues, a las ondas gravitatorias.
Radio
Parapanda.- http://ctxt.es/es/20160210/Politica/4123/Espa%C3%B1a-Econom%C3%ADa.htm
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