martes, 9 de febrero de 2016

Aquella piedra de toque...




Antiguamente una de las expresiones más socorridas del dialecto político de las izquierdas era la «piedra de toque». La usábamos en su sentido metafórico, ya que en la realidad es una piedra que sirve para conocer la pureza del material con el que está hecha una pieza, por ejemplo el oro y la plata. Para los viejos y jóvenes, sin embargo, la piedra de toque era algo así como  la materialización de nuestro compromiso solidario con una causa general de absoluta referencia. Por ejemplo, nuestra actitud hacia la lucha del Vietnam era la «piedra de toque» del internacionalismo proletario. Hoy podríamos decir que la piedra de toque de las libertades democráticas es el compromiso militante con los 8 de Airbus y del derecho de huelga. Con el tiempo, sin embargo, se dejó de hablar de la piedra de toque, que ni siquiera fue substituida por algo pedagógicamente similar.

Todo ello viene a cuento por algo que no deja de ser chocante. Ustedes están suficientemente informados de la urticaria que los viejos galápagos del PSOE exhiben con tal que Pedro Sánchez no pacte con Podemos la formación de gobierno: esos «estúpidos viejos que quieren seguir manejando siempre la autoridad que han cedido» que dijera Goneril, una de las tres hijas del rey Lear, según dejó escrito el ilustre inglés.  

Pongamos que hablo de Emiliano García-Paje, presidente de la comunidad castellano-manchega, que fue investido gracias a los votos de Podemos. Queriendo o sin querer García-Paje, que visita con frecuencia el nido de los galápagos viejos, no sólo ha aprobado los presupuestos de la comunidad sino que hace un elogio del apoyo recibido de los podemitas. Lo ha hecho con lúcida necesidad: «Hoy damos un buen ejemplo en España de que se pueden cambiar las cosas de raíz sin romper nada». De donde, aplicando medio kilo de lógica formal, se puede inferir que ese «buen ejemplo» pro domo García--Paje es bueno para España. Es decir, así las cosas, ¿por qué no puede ser bueno en casa de Sánchez un acuerdo general de esas o parecidas características? Posiblemente porque la política y sus artificios están en función de otras contingencias que, en el caso de los viejos galápagos, son –lo diremos con educación--  inescrutables. Y de aquí estaríamos en condiciones de afirmar que la «piedra de toque» del presidente castellano-manchego solamente sería el riego y abono de su latifundio. Pero, entonces ya no es una piedra sino una china en el zapato.  

Parapanda Televisión.--  Con los 8 de Airbús. https://www.youtube.com/watch?v=7CT619daQZc&feature=youtu.be


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