Gerardo Iglesias ha accedido a
mantener una entrevista—conversación en este blog. Le agradecemos vivamente
esta deferencia. Gerardo no necesita presentación alguna. Como se decía
antiguamente la fama le precede. La buena fama, añadimos nosotros.
No queremos dejar pasar la ocasión de recordar la faceta de
escritor de nuestro hombre, tanto como articulista como de autor de un libro
magnífico: Por qué estorba la
memoria, editado por Madera
Noruega Editores. Importa resaltar que
Gerardo Iglesias, autodidacta, exhibe una prosa potente a la par que austera y
elegante. Muy alejada del muermo de escritos políticos de la mayoría de los
dirigentes de nuestro país.
Este es un avance de la conversación que hacemos pública
para atizar la curiosidad de quienes la lean. Iremos, pues, editando las
sucesivas entregas y, tras la última, la volveremos a publicar in toto.
Metiendo bulla.
López Bulla.-- Te
agradezco, querido Gerardo, que hayas querido compartir unas cuantas horas para
conversar sobre asuntos de gran envergadura. Estoy seguro que muchos de los
lectores de Metiendo bulla tienen interés en conocer tus puntos de vista sobre una
serie de cuestiones desde tu observatorio privilegiado de estar fuera del ring
exasperado de la política. Permíteme la primera pregunta: ¿qué características
nuevas observas en esta crisis que venimos padeciendo desde 2008 y qué relación
ves entre ella y los acontecimientos políticos de estos últimos años?
Gerardo Iglesias.—
Si hablamos de la crisis económica, que convive con otros factores de crisis
del sistema político democrático (en nuestro país, crisis de régimen), resulta
evidente que fue causada por las políticas especulativas del capitalismo
financiero, a falta de una regulación que pusiera freno a su insaciable
apetencia por amasar dinero, desentendiéndose de las actividades productivas y
de cualquier compromiso como servicio público, y ahondando en las prácticas más
corruptas, tal como la utilización de los paraísos fiscales.
Los costes de las crisis económicas siempre los pagaron las
clases populares más desfavorecidas. Lo característico de esta crisis,
refiriéndose sobre todo a los países del Sur de la Eurozona , es que no sólo
la están pagando los de siempre a un precio altísimo, con medidas tan
escarnecedoras como la inyección masiva de dinero público a los bancos
ladrones, sino que los causantes de la crisis se han adueñado del poder
político y de la soberanía de los pueblos, siendo ellos mismos los que prescriben
las recetas para “salir” de la crisis, unas recetas que les siguen aportando
pingües beneficios, mientras las desigualdades crecen escandalosamente. Así
como suena. ¿Para quienes si no trabaja “la troika”?. El Banco Central
Europeo, que no es un banco central, sino un lobby de los grandes poderes
económico-financieros, al amparo de la moneda única maniobra para que los
países más afectados por la crisis se traguen la amarga medicina. Ejemplo más
reciente, lo que hace con Grecia y el Gobierno de Syriza. Esos poderes, que no
se someten al veredicto de las urnas, han llegado a imponer ministros de
economía de su cuerda en varios países de la Unión , caso de Italia, Grecia ¡y España!,
pregúntense de dónde viene si no y a quién representa el ministro Guindos.
La evidencia misma y la gran mayoría de los expertos
confirman que las recetas impuestas por la “troika” son lo más contraproducente
para salir de la crisis. ¿Por qué entonces persisten en ellas?. Porque
aprovechando la crisis que provocaron ellos pretenden, y lo están consiguiendo,
llevar a cabo el proyecto de desmantelamiento de lo que se dio en llamar
“estado del bienestar”, que en su día inició la Thatcher. En nuestro
país no hace falta poner ejemplos al respecto, todo el mundo conoce en qué se están
quedando los servicios sociales. Es más, en España asistimos a una catarata de
contra-reformas, promovidas por el PP, que afectan gravemente a las libertades
y a la calidad de la democracia. Se trata de un proceso de involución en toda
regla.
¿Qué relación existe entre la crisis económica y los
acontecimientos políticos de los últimos años, me preguntas?. Supongo que te
refieres a los cambios que se están produciendo en el mapa electoral en varios
países de Europa. Es verdad que no en todos los casos los cambios son del mismo
signo, aunque todos tienen alguna relación con la crisis, no toda. Lo más
sobresaliente y esperanzador es lo ocurrido en Grecia con el triunfo de Syriza,
y la profunda recomposición de fuerzas que ya ha comenzado en España, promovida
por la emergencia de nuevos y potentes movimientos sociales, que son la
base de la espectacular irrupción de Podemos a la vida política. Por el
momento, la aparición de Podemos ya ha puesto en solfa el sistema político
bipartidista diseñado en la
Transición , y ha roto en cierta medida la impunidad sobre la
que se asentaba la gran corrupción, generalizada e institucionalizada.
Es evidente que existe relación entre la crisis económica,
sus efectos, y la aparición de estos fenómenos. Pero nos quedaríamos en una
visión muy superficial si creyéramos que la irrupción de estas fuerzas sólo
viene determinada por el cabreo social existente a causa de la política de
recortes. Estas fuerzas emergentes tienen raíces más profundas, si bien los
recortes han acelerado su eclosión. Supongo que para explicar las raíces
profundas de estas fuerzas habrá otras preguntas.
López Bulla.-- Supones bien, Gerardo. Hay una idea muy
extendida que entiende que «la irrupción de esas fuerzas sólo viene determinada
por el cabreo social existente a causa de la política de recortes». Tú, por el
contrario, entiendes que ello «tiene raíces más profundas». Cosa que comparto
plenamente. Pues bien, ¿entiendes que entre tales raíces se encuentra la
inadecuación de los partidos, de izquierda y derecha, a la hora de representar
a la ciudadanía? ¿esta inadecuación –si
es este el caso— está referido al cambio de paradigma: crisis definitiva del
modelo de producción fordista, crisis del Estado nacional, crisis de la
democracia?
Gerardo Iglesias.--
Las nuevas fuerzas
emergentes son, en parte, una respuesta a los partidos tradicionales
que ya no cumplen la función de canalizar las demandas sociales a los
ámbitos donde se toman las decisiones políticas que afectan a los ciudadanos.
Paradójicamente, mientras los grandes avances tecnológicos y particularmente la
informática facilitan una mayor participación democrática y una mayor calidad
de la democracia, los partidos tradicionales se han ido convirtiendo cada
vez más en aparatos de propaganda, recluidos en las
instituciones, distanciándose de las gentes a las que dicen
representar. En vez de utilizar los nuevos medios para facilitar una mayor
participación social en las decisiones políticas, son utilizados para todo lo
contrario: lanzar campañas publicitarias tendentes a subvertir y cercenar lo
que piensa y demanda la gente. Las encuestas se han convertido en un arma
importantísima para la vieja política. De ellas toman información sobre los
estados de opinión, pero no para dar una respuesta positiva a los mismos, sino
para desactivarlos con contracampañas publicitarias. Creen que una mentira
repetida mil veces se convierte en verdad para la gente. Pero esa técnica ya no
cuela en las nuevas generaciones, que están más formadas e informadas; a pesar
de la manipulación de los grandes medios de comunicación,
cuentan con nuevas herramientas, internet, las redes sociales, viajan por
un mundo más interconectado... Y detestan esa trapacería de la vieja política.
Ya no pueden soportar que Rajoy diga que casi no conoce a Bárcenas o que los
Pujol se presenten como unas víctimas que poco menos que viven de la caridad.
Presentan programas a las elecciones sabiendo que no van a
cumplirlos, y cuando se acerca la siguiente consulta electoral reiteran
promesas que nunca cumplieron, ni van a cumplir. ¡Y la gran corrupción!,
de la que supongo hablaremos en otro momento. Particularmente en España,
actualmente, la farsa del bipartidismo es insoportable; en lo fundamental,
tanto monta, monta tanto..., lo demás, puro teatro.
Se ha dicho hasta fechas recientes
que a la juventud no le interesaba la política. ¡Vaya si le
interesa!. El problema es que los jóvenes no tienen cabida en los viejos
partidos, porque piensan con su propia cabeza, son portadores de nuevas ideas,
no fabrican una realidad que no existe, la conocen porque nacieron y crecieron
con ella, y no están dispuestos a dejarse manejar por los aparatos de los
partidos que deciden todo. Los jóvenes de hoy son hijos de los cambios
espectaculares que se han producido en nuestras sociedades, principalmente con
la introducción de las nuevas tecnologías, y pugnan por cambiar la
vieja manera de entender la política, como ha ocurrido en otros momentos
de la historia. El movimiento obrero organizado, que irrumpe al calor
de la revolución industrial, cambiaba el modo de ejercer la política, hasta
entonces en manos de una oligarquía (grandes propietarios, curas y militares).
El mundo de hoy es mucho más complejo, y está por ver cómo evolucionan las
nuevas fuerzas que irrumpen a la vida política, para cambiarla. Pero, si
hablamos de España, su presencia es bien visible, y la decadencia de los
partidos tradicionales también.
Tú mismo lo dices en la segunda
pregunta; la aparición de esas nuevas fuerzas responde a un cambio de
paradigma, de crisis de un modelo de producción capitalista, de desbordamiento
de los proyectos enmarcados en los Estados nacionales, con globalización
de los mercados y no de los derechos sociales, al contrario, su enorme
poder viene a triturar las conquistas sociales que sucedieron en
Europa a la II Guerra
mundial, dejando en poco menos que papel mojado la democracia liberal. Los
mercados, o sea las grandes corporaciones capitalistas, han provocado la enorme
crisis que golpea bárbaramente a amplios sectores de la población, y ellos
mismos están imponiendo su propio modelo de salida de la crisis. ¿De qué
modelo se trata?. De un modelo de bajos salarios, de contratos basura, de
desprotección social, de altas tasas de desempleo estructural, de gran
crecimiento de las desigualdades, cargándose a las clases medias y arrojando al
hambre y a la miseria a amplios sectores sociales, de vaciamiento del
poder sindical... Y, paralelamente, se acude a la criminalización de las
protestas sociales pacíficas, a partir de reformas regresivas de la legislación
penal y de la promulgación de otras normas como la "ley mordaza" del
Partido Popular. Todo esto y más ya lo tenemos en España.
López Bulla.--
Que, en parte, ha tenido su expresión en el debte sobre el “estado de la
nación”.
Gerardo Iglesias.-- Exacto, en el
reciente debate sobre el "estado de la nación", el presidente del
Gobierno, en un ejercicio de trapacería parlamentaria al peor estilo, y con un
triunfalismo que produce bochorno, ha afirmado una y ora vez que España estaba
saliendo de la crisis sobre bases muy sólidas, queriendo hacer creer que
volveremos a la situación de 2007, ocultando que todas sus políticas regresivas
llegaron para quedarse; ocultando que no estamos ante una crisis coyuntural,
como otras, sino sistémica, como se dice ahora. Y haciendo oídos sordos al
hecho de que el sistema político nacido en la Transición vive una crisis
que afecta a todas las instituciones del Estado, incluida la propia democracia.
Solo se podrá revertir la situación a
la que hemos llegado con un cambio del sistema político, que emane de
un proceso constituyente. Y así y todo las cosas se presentan complicadas, dado
el poder de los mercados, de los medios de comunicación a su servicio, y si no
se logran cambios en la
Unión Europea que la sustraigan de la subordinación a la Troika y a la apisonadora
alemana.
Continuará…
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