Los corruptólogos
deberían añadir a sus investigaciones la nueva categoría que ha aparecido: el vínculo
entre la corrupción y los asuntos del corazón. Los hechos son los siguientes:
se dice por ahí que el presidente de una comunidad autónoma viajó, cuando era
senador, unas decenas de veces a las Islas Afortunadas en un tiempo no
excesivamente largo. Me ahorro los detalles pues el curioso lector los conoce
perfectamente. Ante la indomable
chafardería de los diversos medios de comunicación –todavía no los de la prensa
apantojada-- que pedía explicaciones de
tanto visiteo, el grupo en el que estaba inscrito el senador (el del Partido
popular) ha declarado que el caballero viajero iba en acto de servicio; los
medios no han tenido oportunidad todavía de inquirir a qué se dedican los
senadores canarios.
Pero nadie
del partido de las tramas ha caído en la cuenta que el mundo es un pañuelo; que
Canarias es una punta de ese pañuelo; y que las razones de tanto visiteo al
final salen a la superficie. El senador viajero iba, según parece, a otros
menesteres que los catalanes –independentistas, federalistas, unionistas,
vegetarianos y de otras especies—denominan rebregament
de llençols, cuya libre traducción a la parla de Gabriel y Galán sería lío
de faldas. Digamos, pues, a falta de otras categorías más minuciosas en lo
atinente al poliedro de la corrupción que estaríamos ante una «corrupción en
almíbar». Nada que ver con la siniestra del ladrillo, de las tarjetas negras u
otras de similar familia. Cierto, tanto monta y monta tanto, todas y cada una
de ellas: son corrupción, evidentemente. Pero hay matices. Porque…
…en nuestro
país siempre hubo una cierta comprensión e indulgencia a los amoríos que son
marginales en el Derecho Canónico. Recuérdese la simpatía popular que
concitaron los chicoleos de los borbones, fueran machos o hembras. O el aplauso
popular hacia los extravíos amorosos de cierta tonadillera con el macho alfa
marbellí, alcalde por más señas. Así es
que, en teoría, el rebregament de llençols
de este caballero (antes senador, hoy presidente de una comunidad autónoma) podría
estar en esa línea caliente de sostén popular. Pero es una lástima que las
cosas se hayan torcido una pizca.
La ciudadanía,
durante mucho tiempo silente ante los casos de corrupción, está horrorizada por
la acumulación de chorizos por metro cuadrado en nuestro país. Por lo que,
siguiendo las viejas categorías de antaño --«de la cantidad sale la calidad»-- ha empezado a torcer el morro y pasa a un
chillerío colectivo contra los corruptos, aunque en esta grita todavía no
figuran los corruptores. Así las cosas, podría ser que –incluso ante la de tipo
almibarado—rompiera la indulgencia de hace tiempo. Sin hacer distingos entre el
estercolero gurtélico o púnico y el del chanel número 5. Y llegara a la
siguiente conclusión: la corrupción es la corrupción, aunque se vista de seda,
lo diga Agamenón y su porquero.
¿Se imaginan
ustedes al senador viajero recitando el poema de su comptriota famoso, don Pepe de
Espronceda, llamado La desesperación,
dándole énfasis a los «chales» y los «pechos»
y «flojo el cinturón»? Eso sí, viajando
de gañote: perdón, a costa del dinero de los contribuyentes. En todo caso, en
alguna covachuela gubernamental alguien encontrará una aproximada justificación:
tiran más dos tetas que dos carretas.
1 comentario:
Por favor ¡¡¡ don Pepe, que me lo pone a güevo, nunva mejor dicho.
Su frase : " línea caliente de sostén popular" es para nota de sobresaliente...
Si , siiii...y tan caliente...32 veces de ir a de visita es ir muy caliente...¿ y a donde ? ...ostras...pues a eso..al sostén popular ....
jajajaja Perdón, pero no puedo menos que reír de el tipo este de "si tens cullongs"...
Lo bueno es las explicaciones que tendrá que dar a su señora...eso si que debe de ser ...de sostén.
Salut
jajajajajaja
Publicar un comentario