De unos años a esta parte se
está acentuando el testimonio de un buen número de iuslaboralistas –profesores universitarios
de alto prestigio y reconocida fama académica en España y el mundo entero— con
el movimiento de los trabajadores y el sindicalismo confederal. Lo nuevo ahora
es que a la calidad de sus aportaciones se ha sumado un amplio grosor que
recorre todas las universidades. No pocos de ellos tienen un compromiso
militante con aportaciones teóricas muy valiosas que ayudan sobre manera a la
práctica contractual en todos sus terrenos. Digamos, pues, que –desde la
personalidad científica de este colectivo— aportan los saberes y conocimientos propios
de su disciplina académica. Lo que se pone de manifiesto en una prestigiosa Editorial
Bomarzo dirigida
por don Luis Collado (en la foto) y su magnífica Revista de Derecho Social, que es un
ejemplo de diálogo permanente entre el derecho y el sindicalismo.
Esta experiencia, que viene de antiguo, debería
servir de estímulo al sindicalismo confederal para otros sectores de la intelligentzia. Yendo por lo derecho: el sindicalismo
confederal debería meditar sobre cómo trasladar ese vínculo con el
iuslaboralismo militante hacia, por ejemplo, el mundo de las ciencias técnicas.
Pongamos que hablo de los ingenieros en todas sus especialidades, cuya relación
con el sindicato no es tan vasta y difusa como la que existe en el terreno de
los profesionales del Derecho del trabajo.
Permítaseme un recuerdo: en la empresa barcelonesa
Ram (de productos lácteos) el comité de empresa, dirigido por los hermanos
Ruiz, dos portentosos sindicalistas en los años ochenta, el vínculo entre la
gente de mono azul y los de bata blanca, según dejó acuñado Marcelino
Camacho, era muy potente. Era un compromiso que no sólo ayudaba mucho a la
estrategia sindical sino que, muy especialmente, proponía a la empresa nuevos
productos y una forma de producir como fruto de las capacidades científicas de
los ingenieros y técnicos de la empresa. Aquella experiencia no supimos
generalizarla en mis tiempos a otras empresas y sectores.
El sindicalismo confederal necesita acercarse a las
categorías técnicas de la misma manera que, salvando las diferencias, lo ha
sabido hacer con los iuslaboralistas. Máxime cuando ingenieros y otras categorías
técnicas son sujetos que están en el interior del centro de trabajo. Por
cierto, en buena medida esto fue así en ciertas federaciones como, por ejemplo,
en el sector de las Químicas donde en sus grupos dirigentes estuvieron
directamente, y siguen en ello, implicados en puestos de responsabilidad
sindical.
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