Primer
tranco
Ha
aparecido un importante estudio en medio de estas calores endemoniadas. Sus
autores son los investigadores Ivan Bofarull y Natalia Olson bajo el prestigioso timbre y sello de
ESADE. De momento ha suscitado escasos comentarios a pesar de la importancia de
dicho estudio. En síntesis, los autores afirman –tras una pormenorizada
investigación— que «la suma de Barcelona y Madrid crearía el cuarto polo de
talento del mundo superando incluso, nada menos, que a Silicon Valley. Los
elementos principales que manejan son el ranking de estudiantes internacionales,
el capital riesgo y nuestras Universidades (1).
Segundo
tranco
Veo
un espejo chocante: de un lado, la tradicional rivalidad de todo y ante todo lo
que relaciona las dos grandes ciudades desde los tiempos de María Castaña; de
otro lado, el alumbramiento que nos han propuesto los dos investigadores de ESADE.
Ahora
bien, si los datos cuadran y las cuentas están bien hechas hay una posibilidad,
al menos en teoría, de que alguien –más
bien, unos muchos cuantos-- se meta en
harina. Porque el salto que se daría en la economía no sería el de una suma,
sino exponencial, me atrevería a decir.
Tercer tranco
¿Cuáles
serían las enemistades de esta propuesta? Las prácticas patriochiqueras y el
espíritu de campanario, los interesados en que Madrid y Barcelona se lleven a
matar, los políticos de pequeño formato, ya sean de babor o de estribor,
aquellos que dijeron que Pere Duran Farel era un
sonmiatruites y un pirao.
Entiendo,
no obstante, que si un grupo de capitanes de industria estuviera por la labor
sería muy difícil que las diversas cavernas, las zarrapastrosas y las de
moqueta, le pusieran la proa. Lo intentaron con Pere Duran y fracasaron.
Tranco
final
En
un excelente artículo aparecido hoy en El País, Daniel
Innerarity, El estancamiento,
nos dice: «Las democracias son más estables de lo que nos dan a entender quienes
advierten reiteradamente de su fragilidad, pero menos capaces de realizar las transformaciones
exigidas por las crisis, a las que se enfrentan». Ahí, ahí está el detalle. Con
lo que me arriesgo a proponer que, en este caso (la gran operación Madrid –
Barcelona) podría ser un ejemplo de democracia y transformaciones.
(1)
Página 68 La Vanguardia. 17.7.22
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